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El Gobierno empieza a ver muy difícil llegar a los Presupuestos

En La Moncloa la preocupación por las negociaciones va a más, aunque se niegan a hablar de «pesimismo». «La pelota está en manos de C's; si ellos dicen que sí, hay partido, y si no, esto se acabó; no da más de sí», dicen los populares

S. MEDIALDEA / M. CALLEJA / G. SANZ

Dice el presidente Rajoy que «se puede, si se quiere», pero tras la primera reunión de la nueva ronda de contactos para intentar acercar posturas de cara a la investidura el panorama de la gobernabilidad en España continúa pareciendo un puzzle al que le faltan varias piezas. El encuentro de ayer entre Sánchez y el candidato a la investidura duró apenas 25 minutos y acabó con lo que el presidente en funciones describió lacónicamente con una frase: «Pedro Sánchez no ha sido receptivo». El resultado de la reunión dejó al PP sumido en el pesimismo.

Rajoy lo intentó proponiendo negociar sobre el documento que le remitió al PSOE tras el 26-J ; sobre los puntos en que coincidían este y el que firmaron los socialistas y Ciudadanos la pasada legislatura: e incluso ofreció que hablasen partiendo de los ocho puntos que aprobó el Comité Federal del PSOE en diciembre de 2015 –pacto por una recuperación económica justa, pacto por la educación, regeneración democrática, pacto nacional por el Estado del bienestar, pacto contra la violencia de género, reconstrucción del Pacto de Toledo, ponencia para renovar la Constitución y compromiso con la UE–. En todos los casos, incluso en este último, la respuesta de Sánchez fue la misma: «No».

Rajoy compareció ante los medios para explicar una reunión de contenido frustrante para los populares, en la que confesó que buscaba «un acuerdo programático» como condición previa para formar gobierno. Pero también alertó de que sin el compromiso del PSOE «no es posible ni la investidura ni un gobierno estable que pueda gobernar». Por eso advirtió a Sánchez de que «si se mantiene en el no, habrá terceras elecciones».

Rajoy aseguró que seguirá «intentando el entendimiento» y que está dispuesto a negociar «todo el tiempo que haga falta» , sin señalar fecha para la investidura –«lo urgente ahora es formar gobierno, no hacer debate»– y fiándolo todo ya a la reunión que hoy celebra con Albert Rivera, el líder de Ciudadanos.

«Si C's dice no, se acabó»

Aunque insistió en el «disparate» que serían unas terceras elecciones, en la cúpula de su partido cundía ayer el pesimismo tras el resultado de la reunión con Sánchez. «La pelota está en manos de Ciudadanos; si ellos dicen que sí, hay partido, y si no, esto se acabó; no da más de sí», apuntaban. El presidente comió en un restaurante cercano al Congreso con su equipo.

En La Moncloa la preocupación va a más, aunque se niegan a hablar de «pesimismo». «Seguiremos negociando, si nos dejan» , advierten. Es cierto que no esperaban que Pedro Sánchez sorprendiera ayer con un cambio de postura, pero sabían que el éxito o fracaso de esta ronda de consultas de Rajoy dependía de que se dejara una puerta abierta a una posible negociación, y el primer intento, el de ayer, fue un fracaso en ese sentido. «En todo caso, es la crónica de un fracaso anunciado, y además relativo, porque la reunión ha servido para aumentar la presión, en toda la cancha, sobre el PSOE», afirman en el entorno del candidato del PP. A su juicio, la oferta negociadora que ha rechazado Sánchez «le deja aislado y como único responsable de que terminemos yendo a unas elecciones». Porque, si después de todo el PSOE se mantiene en el no, en La Moncloa lo ven claro: o vamos a elecciones o a un Gobierno de «frente popular».

Queda la reunión de hoy con Albert Rivera, y en el entorno de Rajoy se confía en que no se produzca un portazo similar y que se deje abierta una vía de diálogo . Esa es la esperanza a la que se agarra ahora mismo La Moncloa. En el equipo del presidente en funciones esperan que haya algún progreso en Ciudadanos que pueda animar al PSOE a abstenerse, aunque sea en el último momento. En todo caso, en Presidencia empieza a verse muy complicado que la investidura pueda llevarse a cabo en agosto. "Habrá que ir olvidándose", apuntaron.

Los Presupuestos ya se ven muy difíciles

Lo que más preocupa en este momento en el Gobierno es el calendario, porque está comprobando que va a ser muy difícil llegar a los Presupuestos (antes del 1 de octubre) y a las obligaciones europeas (antes del 15 de ese mes). «Sánchez dice que no a la investidura, pero que apoyará asuntos de Estado, y no se da cuenta de que tener un gobierno es ya un asunto de Estado», advierten en La Moncloa.

Dirigentes del PP confiaban en que el encuentro de hoy con C’s deje «al menos» abierta la posibilidad de establecer mesas de negociación, lo que «nos daría un respiro». De no ser así, y si tampoco Rivera se moviera hacia el sí a Rajoy en la investidura, «habría que comenzar a mirar fechas para las elecciones», reconocían. Teniendo en cuenta que incluso para eso los plazos aprietan: solo la votación en la semana del 22 al 26 de agosto permitiría unos comicios antes de Navidad.

Pedro Sánchez se dijo «mucho más preocupado» a la salida, porque no hay todavía gobierno y porque Rajoy no le aclaró siquiera si se presentará a la investidura. Se dice dispuesto a escuchar a Rajoy en cuantas reuniones quiera, pero tendrá que ser investido con la "mayoría de derechas" que hay en el Parlamento: PP, Ciudadanos, PNV y Convergència, con los que ya pactó la Mesa del Congreso. «Llevamos 35 días y Rajoy no ha sumado ni un escaño más; entiendo que sus tiempos son más lentos, pero le exijo que empiece a trabajar y negociar con sus socios potenciales». «Que se ponga a trabajar ya», recalcó.

El PP tiene que trabajar «en esos 179 diputados que hicieron posible la mayoría de la Mesa», dijo una y otra vez. «Y si nadie de la derecha quiere pactar con Rajoy, la responsabilidad es de él, no del resto de fuerzas. Emplazo a que se pongan de acuerdo las derechas, como lo hicieron para la Mesa. La obligación de las derechas es ponerse de acuerdo».

«Primera fuerza del cambio»

Pedro Sánchez, que no descartó enningún momento postularse si Rajoy fracasa, dejó claro que cree que existen dos mayorías en el Parlamento: una de derechas y otra de partidos que abogaron «por el cambio». «Y el PSOE es la primera de las fuerzas que apostaron por el cambio». «Desde la izquierda no vamos a apoyar a las derechas» , respondió cuando se le preguntó por el bloqueo. Lo que hagan los socialistas después ya se verá».

En cambio, si Rajoy logra la investidura, el PSOE será una oposición «responsable», dispuesta a llegar a «grandes acuerdos» en asuntos como las pensiones, la educación y la reforma de la Constitución.

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