El Gobierno ejercita su «memoria histórica» en el Ministerio de Agricultura
TEXTO: BLANCA TORQUEMADACon impuntualidad parcialmente compensada por los ribetes emotivos del acto, el Gobierno puso ayer un eslabón más en la cadena herrumbrosa que ata su gestión a la llamada
TEXTO: BLANCA TORQUEMADA
Con impuntualidad parcialmente compensada por los ribetes emotivos del acto, el Gobierno puso ayer un eslabón más en la cadena herrumbrosa que ata su gestión a la llamada «memoria histórica», tras la solemne inauguración de la galería de retratos de ministros de Agricultura de la Segunda República (trece, en total). Cierto es que había un «agujero» ominoso en el patrimonio pictórico del Palacio de Fomento, la monumental sede ministerial de Atocha, por la ausencia de las efigies de los ayer restituidos, algo que agradecieron vivamente sus familiares, invitados de excepción. Pero es verdad también que a esos personajes felizmente recuperados se les ha otorgado un lugar específico y singular que no se diluye con naturalidad en una sucesión cronológica y espacial con todos los demás, de los decimonónicos a los de nuestra actual democracia pasando por los tecnócratas del franquismo. Así, se ha dispuesto para ellos un rincón subrayado por la interesada (e innecesaria) presencia de la placa que descubrió ayer la ministra, vestida de rojo: «Esta galería de retratos de ministros de Agricultura de la Segunda República Española se realizó siendo ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación Doña Elena Espinosa y Manglano». El talante ha erradicado los tratamientos «excelentísimos», pero no el oropel propagandístico de las letras cinceladas.
Aunque el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no bautizó finalmente su ley como «de Memoria Histórica» y le buscó otro farragoso nombre, menos comprometido, quedó ayer patente que no reniega en absoluto de ese concepto híbrido, desacreditado por historiadores de todas las tendencias para quienes la memoria pertenece sólo a las emociones del individuo y la historia es un relato distanciado, con vocación objetiva. El peso intelectual de este razonamiento no evitó que la ministra se aferrara a ese señuelo «progre», a la «memoria histórica que asienta -dijo- nuestro futuro de convivencia». Al tiempo, reivindicó el periodo republicano como experiencia democrática, en línea con las pautas monclovitas, y destapó una oportuna fibra sensible (apreciada por el auditorio) cuando aludió a Loyola de Palacio en su calidad de primera mujer ministra de Agricultura en la Historia de España, a quien deseó «un pronto restablecimiento». En la glosa de los trece homenajeados (con la utopía de la reforma agraria como telón de fondo) se zambulleron tanto la titular de Agricultura como el catedrático Ricardo Robledo, autor del libro «Los ministros de Agricultura de la Segunda República (1931-1939)», editado por el propio Ministerio con motivo de la inauguración de la galería de retratos. Cerró el acto una interpretación vibrante del «Cant dels Ocells» de Pau Casals.
No faltó Alfonso Guerra
Atentos escuchaban algunos ex ministros socialistas del ramo (Luis Atienza, Carlos Romero) y, sobre todo, el ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra. Aunque en el reparto de abrazos y saludos arrasó el secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, por el reencuentro con antiguos colaboradores en los pasillos del recinto en el que se ha forjado buena parte de su carrera política. «Estoy en casa», decía jovial a diestro y siniestro, mientras entre bambalinas diversas fuentes (fiables, por la coincidencia) le atribuían la paternidad de este ejercicio de «memoria histórica». Echó a rodar la idea de Moraleda y ayer ya se había perpetuado en una placa. Los retratados (con modestia, pues once de los trece cuadros son reproducciones fotográficas y no los clásicos óleos de encargo) cuelgan ya de las paredes. Son Álvaro de Albornoz, Marcelino Domingo, Ramón Feced, Cirilo del Río, Manuel Giménez, Juan José Benayas, Nicasio Velayos, José Martínez de Velasco, Juan Usabiaga, Joaquín de Pablo-Blanco, José María Álvarez-Mendizábal, Mariano Ruiz-Funes y Vicente Uribe. Quede constancia.
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