El Gobierno califica de «grave interferencia» el viaje de Zapatero a Marruecos
El Gobierno considera «una grave interferencia» en la política exterior la decisión de José Luis Rodríguez Zapatero de concertar por su cuenta, sin previa consulta con el jefe de la diplomacia española, Josep Piqué, una visita a Marruecos, entrevista con el rey Mohamed incluida, en el actual momento de las relaciones bilaterales, según fuentes de Exteriores. El malestar del Ejecutivo se ha incrementado con las declaraciones del secretario general del PSOE a la prensa marroquí presentándosecomo «mediador».
Zapatero anunció su viaje a Marruecos el pasado jueves en el Congreso, en el acto con que se celebró el Día de la Constitución, para los días 19 a 21 de este mes y con el objetivo de «desenredar» las relaciones bilaterales con el país ... vecino. El secretario general del PSOE no había consultado directamente con el ministro de Asuntos Exteriores. La información al Gobierno se limitó a una gestión de la secretaria de Relaciones Internacionales del partido, Trinidad Jiménez, con el secretario de Estado, Miquel Nadal, unos días antes.
Aunque Nadal expresó a Jiménez las reservas obvias a los planes de Zapatero -Marruecos sigue sin enviar a su embajador a Madrid, no ha devuelto el último pesquero apresado y, sobre todo, la política exterior es «de Estado» y de la absoluta competencia del Gobierno-, el secretario general del PSOE siguió con sus planes y concertó entrevistas con el monarca marroquí, Mohamed VI, y con el primer ministro Abderramán Yusufi, cuyo partido pertenece a la Internacional Socialista.
El paso dado por Zapatero contrasta con la decisión que tomó antes, nada más conocerse el 28 de octubre que el régimen marroquí retiraba su embajador de Madrid, al aplazar el viaje que tenía previsto a Rabat para el 15 de noviembre.
En fuentes de Exteriores -que el mismo día en que Zapatero anunciaba sus planes adviertieron que el dirigente socialista viajaba a Marruecos sin encargo ni mensaje alguno del Gobierno- insistieron ayer en que consideran «una grave interferencia» la visita del dirigente socialista.
El malestar del Gobierno se ha acentuado tras las declaraciones del secretario general del PSOE al semanario marroquí «Al Ayam» en las que abiertamente se presentaba como «intermediario» y criticaba a la diplomacia española. Después de decir que Rabat debía haber reflexionado antes de retirar a su embajador añadía: «España también debe hacer esfuerzos para recuperar el diálogo claro y transparente que reinaba en algunos momentos del pasado».
EL PROBLEMA DEL SAHARA
Zapatero también enmendaba la plana al Gobierno al sostener que no había analizado en sus justos términos los esfuerzos de Mohamed VI por la modernización de Marruecos. Pero lo más desconcertante eran las opiniones sobre el problema del Sahara, que contrastaban con las posiciones tradicionales del PSOE en la materia, de incondicional apoyo a los saharauis. «En cualquier solución Marruecos debe tener una participación central», decía el secretario general del PSOE.
Además de considerarlo una injerencia en sus funciones, en medios del Ministerio de Asuntos Exteriores también califican de hecho «insólito» que un jefe de la oposición, en este caso Zapatero, se inmiscuya en las relaciones con un país vecino en el peor momento para las mismas, ya que puede dar bazas a la diplomacia marroquí. El Partido Popular, por su parte, ha pedido al dirigente socialista que «no haga oposición» con su viaje a Marruecos.
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