De gobernanza a resilencia: la retórica sanchista coloniza el documento de la Estrategia de Seguridad Nacional
Se reivindican el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y otras acciones del Gobierno
La Estrategia de Seguridad Nacional aboga por «un nuevo contrato social para paliar la desigualdad» y el declive de las clases medias
Pedro Sánchez durante la aprobación del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia
La Estrategia de Seguridad Nacional , a cuyo borrador final ha tenido acceso ABC, está en buena medida impregnada por la retórica de Pedro Sánchez. Conceptos como el del cambio climático, transición ecológica o resiliencia se repiten una y otra vez en el documento. Incluso, ... llega a reivindicar el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, presentado hasta la saciedad por el presidente del Gobierno, como «la hoja de ruta para la modernización de la economía española», y otras acciones del Gobierno.
La Estrategia de Seguridad Nacional es una suerte de 'libro blanco' en el que se exponen líneas de actuación muy generales, prácticamente una declaración de intenciones. Esta vez, además, el Gobierno aprovecha para vender su discurso en materia económica, energética y medioambiental, aprovechando las implicaciones indudables que tiene para la seguridad el cambio climático.
A lo largo de las 75 páginas de este borrador final hay muchos ejemplos de lo expuesto. Así, por ejemplo, en la 20 se aboga por «abordar un nuevo contrato social para paliar la desigualdad y mitigar el proceso de precarización de las clases medias» y se insta a que «la tecnología contribuya a alcanzar objetivos ecológicos y las tecnologías digitales minimicen su consumo energético y sus emisiones». Y dos páginas más tarde se afirma: « La gobernanza democrática sobre el futuro digital es de máxima importancia para resolver las inquietudes relativas a los derechos y libertades y a la competición geopolítica». Sin hacer más precisiones.
En la página 23, en el apartado de Transición Ecológica, se insiste en que «es igualmente importante el impulso hacia una economía circular con un modelo de producción y consumo basado en reutilizar, renovar y reciclar materiales y productos existentes. Este modelo ayudará a reducir la presión sobre el medio ambiente». Más adelante precisa que «un aspecto clave para lograr la neutralidad climática es el cambio de paradigma energético, que transita desde la dependencia de los combustibles fósiles a las de las tecnologías renovables. Esto propiciará una nueva geopolítica de transición energética y un cambio en el equilibrio entre importadores y exportadores».
Y en la página 25, en el Capítulo 2 del documento, titulado «Una España segura y resiliente», se vuelve al discurso de inconfundible aroma sanchista: «La visión de futuro de una España segura y resiliente –se afirma– incluye la transformación tecnológica y la transición ecológica como vectores que faciliten un crecimiento sostenible y justo, la competitividad del tejido industrial y empresarial y la creación de empleo de calidad».
Los «ejes estratégicos» de la política de Seguridad Nacional, recogidos en la página 48, tampoco defraudan, por su redacción: «Una España que PROTEGE (tal cual, en mayúsculas) la vida de las personas y sus derechos y libertades, así como el orden constitucional; una España que PROMUEVE la prosperidad y el bienestar de los ciudadanos y una España que PARTICIPA en la preservación de la paz y la seguridad internacional y defiende sus intereses estratégicos»...
«Justo, estable y seguro»
El documento está trufado de este tipo de reflexiones, pero es en la página 61, al abordar la «estabilidad económica y financiera», cuando alcanzan intensidad mayor: «Un contexto económico justo, estable y seguro es condición necesaria para el progreso y favorece la creación de empleo, así como la competitividad de las empresas y la industria española. La estrategia económica para hacer frente a las crisis derivada de la pandemia está recogida en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia . Este plan traza la hoja de ruta (no podía faltar esta última expresión) para la modernización de la economía española, la recuperación del crecimiento económico y la creación de empleo tras la crisis de la Covid-19, así como para responder a los retos de la próxima década».
Y remacha: «La sostenibilidad del crecimiento económico a medio plazo requiere impulsar la modernización y la productividad del ecosistema industrial español. Este aspecto cobra también sentido en relación a determinados activos estratégicos para la Seguridad Nacional que son objeto de inversión directa extranjera. La tecnología, la salud, el sector aeroespacial o las energías renovables, área esta última en la que España ocupa una posición de liderazgo, son sectores industriales estratégicos para la seguridad. Se han de potenciar, desde una economía abierta, en línea con el marco normativo europeo y el mecanismo de coordinación de la Unión Europea, pero también con vistas a asegurar la cadena de valor, contribuir a una mayor autonomía estratégica y, por tanto, a una mayor resiliencia en situaciones de crisis ».