De muflones y faisanes

Baltasar Garzón y el exministro del Interior Antonio Camacho almorzaron juntos el viernes

De muflones y faisanes josé alfonso

jaime conzález

Cuando Baltasar Garzón comparte mesa con un ministro o exministro socialista hay que tirar de hemeroteca y, después, echarse a temblar. En febrero de 2009, cuando Garzón era el titular del Juzgado número 5 de la Audiencia Nacional y Mariano Fernández Bermejo ... ministro de Justicia cenaron juntos, «por casualidad», en el restaurante del hotel Del Val, en Andújar, en vísperas de aquella célebre montería en Sierra Morena, campo abierto de cuernos y trompetas.

Al día siguiente, «por casualidad», compartieron batida en la finca de José Peña y, «por casualidad», Garzón y Bermejo se sorprendieron apuntando a unos muflones, un misterio del mundo cinegético que la alcaldesa de Torres, localidad natal del entonces magistrado, definió como una «concatenación de hechos casuales».

O sea, que Baltasar Garzón quedó a cenar con el ministro de Justicia sin saber que iba a cenar con el ministro de Justicia. «Me alegro de verte, ministro; no te esperaba, pero me he permitido reservarte un sitio a mi lado». Cuentan las crónicas que «solo hablaron de caza» y, por lo que conocimos luego —la «Operación Gürtel»—, parece que dijeron la verdad.

Baltasar Garzón y Antonio Camacho compartieron ayer mesa en «La Manduca de Azagra», en la calle Sagasta, 14, de Madrid. Cuando un exmagistrado de la Audiencia Nacional queda a comer con un exministro de Interior socialista hay que tirar de hemeroteca y, después, echarse a temblar. En febrero de 2012, como en febrero de 2009, toda «concatenación de hechos casuales» conduce inexorablemente a un campo abierto de cuernos y trompetas, aunque esta vez no haya sido en Sierra Morena ni hubiera muflones por las lomas. E

s posible que ayer solo hablaran de «caza», pero es precisamente esa posibilidad de que solo hablaran de «caza» la que me tiene en un ¡ay!, por aquello de la suelta de faisanes. Tanto que trato de imaginarme cómo se encontraron Garzón y Camacho «por casualidad». «Me alegro de verte, ex ministro, no te esperaba, pero me he permitido reservarte un sitio a mi lado». «Encantando, Baltasar; jamás me habría imaginado que hoy comeríamos juntos cuando ayer me invitaste a almorzar».

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