Torres-Dulce afirma que el derecho de manifestación no debe deslegitimar al Parlamento
El fiscal general del Estado alerta de las «imposibles consecuencias» de la utilización del descontento social como una forma de «deslegitimación en bloque»
s. L.
El fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce , ha defendido que el derecho de manifestación está protegido en la Constitución pero ha precisado que ello no significa «otorgar carta de naturaleza» a la explotación de un legítimo malestar social como un medio para « ... deslegitimar en bloque» la forma de Estado, las Cámaras legislativas o a los propios parlamentarios, con un «frecuente gravísimo quebranto de la convivencia democrática».
En los desayunos informativos de Europa Press, el máximo representante del Ministerio Público ha destacado que su departamento confiere una especial sensibilidad a la protección del derecho de manifestación y al de libertad expresión . Sin embargo, Torres-Dulce ha advertido de las «imposibles consecuencias» de la utilización del descontento social como una forma de «deslegitimación en bloque de la forma de Estado, las Cámaras o sus titulares».
Estas declaraciones llegan después de que la delegada del Gobierno de Madrid, Cristina Cifuentes , afirmara que la ley es «muy permisiva» con el derecho de manifestación . Cifuentes sugirió «modular» la legislación con el fin de «racionalizar el uso del espacio público». Madrid es «una ciudad complicada porque las manifestaciones son permanentes y su cifra desmesurada», dijo.
Unas palabras que no han sentado nada bien a los dos principales sindicatos policiales . Según el SUP y el CEP, no es necesario regular la ley porque el derecho de reunión es «sagrado». «No hay que modificar nada, lo que habría es que aplicar la ley que tenemos de reunión y manifestación y cuando no cumpla con los requisitos no autorizarla», mantienen.
En esa línea se ha expresado el vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) José Manuel Gómez Benítez quien ha llegado a afirmar que modificar la ley es «propio de regímenes autoritarios y dictatoriales». Desde su punto de vista, el poder manifestarse es «un contrapeso fundamental en cualquier democracia frente a los excesos o arbitrariedades del poder».
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