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El fiscal: «Jordi Sánchez incitó, movilizó y dirigó las coacciones a la Guardia Civil»

Trapero, sobre el informe de la Guardia Civil del 1-O: «Es parcial y falso»

Escuche el audio de Jordi Sánchez EFE
Nati Villanueva

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Las declaraciones en la Audiencia Nacional del pasado lunes en la causa por sedición, a las que ha tenido acceso ABC, indican que Jordi Sánchez, presidente de la ANC , lideró el asedio a los guardias civiles y a la comisión judicial que investigaban el referéndum del 1-O. El fiscal sostuvo que «una cosa es el derecho de manifestación y otra son actuaciones como las que se llevaron a cabo el día 20 de septiembre, con total incitación, movilización, dominio y dirección por parte del investigado».

Lejos de ser pacífica y espontánea, la manifestación ante la sede de la Consejería de Economía de la Generalitat supuso, a juicio del Ministerio Público, una «coacción intolerable» a los miembros de la comisión judicial que estaban practicando los registros. El jefe de la Asamblea Nacional Catalana actuó como la verdadera autoridad, por encima de los Mossos d´Esquadra, y se permitió incluso poner condiciones a los guardias civiles que cumplían un mandato judicial.

La comitiva judicial llegó a la Consejería a las 08:00 horas. Poco después la sede autonómica de Hacienda ya estaba rodeada por los manifestantes de la ANC y la otra organización soberanista, Òmnium. La Guardia Civil necesitaba trasladar a los tres detenidos de sus domiclios a la Consejería, para que estuvieran presentes en los registros. Para sorpresa de los agentes, los Mossos, con competencia exclusiva en materia de seguridad ciudadana, delegaron esa tarea en Jordi Sánchez , y se lo presentaron a los agentes de la Guardia Civil a las 09:30 de la mañana. El teniente jefe del dispositivo de seguridad relató lo ocurrido a la juez: «Sí, Jordi Sánchez habló conmigo para meter a los detenidos». Lo sorpredente es que el presidente de la ANC ordenaba cómo y cuándo podían entrar. Se haría «un pasillo de 300 metros, con dos guardias pero siempre que fueran de paisano », relató el agente. Además, los arrestados no podían llegar esposados. El teniente de la Guardia Civil se negó: «No era seguro meter así a los detenidos, entre un pasillo formado por jubilados con un chaleco naranja».

En su declaración, la secretaria judicial encargada de asistir el registro añade que Sánchez, al que se refiere como «el interlocutor mediador en todo este proceso», puso también como condición que nadie «custodiara» a los arrestados en ese camino. Es más, Jordi Sánchez llamó por teléfono a José Luis Trapero, mayor de los Mossos, para coordinar el operativo: «Le llamó para ver cómo se podía solucionar y me lo quiere pasar al teléfono. Le digo que no, que no tengo que hablar con el señor Trapero, que llame a mi general», relató el Guardia Civil , quien tildó la escena de «surrealista»: «Yo hablaba con la intendente (de los Mossos), pero Sánchez estaba todo el rato ahí delante». «¿Quién dirigía el pasillo, Sánchez o la intendete?», preguntó la jueza. «El señor Sánchez, sí, sí. Era surrealista», respondió el agente de la Benemérita.

Cuando los guardias llevaban más de doce horas cercados, ya entrada la noche y terminado el registro, el presidente de la ANC les ofreció sacarlos «por el tejado». También ofertó que la «letrada y el personal de paisano podían salir por el pasillo (formado por los voluntarios), y le pregunté por los de uniforme, pero me dijo que no».

En su testimonio, la secretaria judicial explica que entonces eran alrededor de las nueve y media de la noche y que rechazó la propuesta porque -subraya- «no podía marcharme sin asegurar todo el material intervenido y que quedara debidamente custodiado». Además, en su declaración, añade que la situación en la calle «estaba fuera de control, era dantesco».

En torno a las once, la letrada consiguió ponerse en contacto con el magistrado ordenante del registro, el juez de instrucción número 13 de Barcelona, que movilizó a los policías catalanes para que garantizaran una salida a la mujer -como así fue- aunque no se la proporcionaron a los guardias civiles. « Un mosso le dijo delante de mí al teniente que eran muchos , y que se supone que tenían que salir por la puerta de atrás. El teniente me dijo que habían recibido órdenes explícitas del general diciendo que ellos no podían salir sin el material y sin asegurar los vehículos que habían quedado expuestos (en la calle) por que no se habían podido meter en el garaje y, al parecer, tenían armas».

Solo «a los suyos»

El teniente jefe del dispositivo contestó que no era seguro abandonar así el edificio, que se limitara a decirle a los manifestantes que desalojaran el exterior. El presidente de la ANC respondió que solo podía controlar a los suyos, pero que había «más gente».

Finalmente, los guardias no pudieron salir hasta las siete de la mañana del día siguiente, casi 24 después de su entrada. Entretanto, los guardias perdieron vista los vehículos que tenían en el exterior, rodeados por los manifestantes. De repente, alguien arrojó a los agentes un cono que estab dentro de uno de los Patrol , por lo que se percataron de que habían accedido a los vehículos. Inmediatamente avisaron a la intendente de los Mossos de que dentro «hay armas», que se lo comunicó a sus superiores. «¿Ocurrió algo?», preguntó la juez Lamela. «No», respondió el agente.

La intendente, Teresa Laplana, también declaró el pasado lunes, pero en condición de investigada. Reconoció que los guardias civiles le pidieron en varias ocasiones un cordón de seguridad, perolos Mossos declinaron hacerlo: «Los responsables de la Guardia Civil me volvieron a pedir el perímetro de seguridad. Yo le comenté que había una concentración muy numerosa de personas reinvindicativa pero sin violencia, que había informado a mis superiores y que no se estimaba la oportunidad del perímetro». La juez le preguntó el motivo, ante lo que la agente autonómica respondió que «podía generar un conflicto de orden público que en ese momento no existía».

La declaración de Sánchez, que apenas dura media hora, dista mucho del ofrecido por los testigos. El líder de la ANC presentó la movilización ante la juez como una protesta pacífica y espontánea: «La multitud de personas creaba una situación compleja y había que buscar soluciones que evitaran tensionar más. Lo de las armas generó una preocupación», dijo Sánchez.

Por su parte, Trapero negó a Sánchez el rol de líder de la revuelta : «Supongo que estaba manifestándose, se ofreció como papel mediador sobre la gente sobre la que él tenía ascendencia». A preguntas del fiscal, Trapero insistió: «Jordi Sánchez no puede negociar condiciones que sean aceptadas por los Mossos». «Un dispositivo policial es responsabilidad nuestra», concluyó. El mayor sugirió a la juez que si la Guardia Civil hubiera tomado posiciones del lugar al comenzar el registro «a lo mejor hubiese sido diferente como se hubiera desarrolado el dispositivo».

El cuestionario a Trapero alcanzó la actitud de los Mossos el 1 de octubre. Al exhibirle los vídeos recopilados por la Guardia Civil que mostraban la pasividad de la Policía Autonómica , Trapero estalló. «En gran parte son parciales y falsos». El mayor defendió la actuación de los Mossos y se excusó en la capacidad de la plantilla para cubrir todos los puntos de votación. «No es que dos Mossos por colegio fueran suficientes, es que es lo que teníamos».

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