La familia de Silvia pide justicia y que sucesos como éste «no se repitan jamás»
BARCELONA / LEÓN. Mandos policiales y representantes de la Generalitat de Cataluña, y unos 200 compañeros y amigos de las agentes asesinadas, acompañaron ayer a los familiares de Silvia Nogaledo y Aurora Rodríguez en el responso que se celebró en el tanatorio de Hospitalet. El silencio ... más respetuoso imperó durante la breve ceremonia y la salida del cortejo fúnebre con destino a León. Con este acto sencillo, sus jefes y compañeros rindieron un emotivo homenaje a las jóvenes.
Jorge Nogaledo, el hermano de Silvia, leyó un comunicado en el que reclamó justicia, pidió que hechos similares no vuelvan a repetirse, y expresó el agradecimiento de la familia «a todas las personas, autoridades y medios de comunicación por el interés y apoyo mostrados en estos difíciles momentos». Visiblemente afectado, Jorge tuvo estas palabras en el salón de plenos del Ayuntamiento de Noceda del Bierzo, localidad natal de la víctima, a donde fue trasladado su cadáver. Añadió que «en cuanto a lo sucedido, no queremos hacer ningún tipo de declaración, aunque aprovechamos para pedir justicia que sucesos como éstos jamás vuelvan a repetirse».
Mientras, en el tanatorio de Valencia de Don Juan (Léon) sólo se oía «!Ay Dios mío! !Dios mío!». Allí, los más allegados recibían a Aurora, la otra policía asesinada. A las 19,20 horas, llegó el coche fúnebre. Cincuenta personas, entre ellas el delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, permanecían inmóviles a las puertas del tanatorio, donde reinaba un silencio absoluto.
Una vez que se instaló la capilla ardiente, estallaron multitud de lamentos, entre ellos los de los padres, Raimundo y Teresa, y sus dos hermanas mayores, Mar y María Teresa, además de su novio Gonzalo. El médico del pueblo tuvo que atender lipotimias y mareos de los más allegados, entre ellos, sus hermanas y el novio, a quien a duras penas le sostenían las piernas.
«!Qué te ha hecho ese maricón!», gritó su hermana Marimar ya en el exterior del tanatorio, en alusión al autor de la barbarie, al tiempo que era consolada por su amiga Ana, a quien abrazaba mientras decía: «Todo el verano con Aurora en Barcelona y qué poco has durado!».
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