El exjefe de Seguridad de Repsol desvincula a Brufau del contrato con Villarejo

Conforme su declaración, recibió orden de investigar, pero no de a quién debía encomendar las pesquisas y con el presidente de la compañía, Antoni Brufau, no ha despachado nunca sobre este asunto, ni le llamó entonces para hacer seguimiento, contra lo que recogía una anotación de Villarejo, ni le ha llamado ahora al hilo de la causa judicial.

Araújo comparecía a petición propia después de que la Audiencia Nacional ordenase reabrir esta línea de investigación, la número 21 del caso Tándem, que se centra en el encargo que sufragaron a medias Caixabank y Repsol para intentar frenar el pacto entre la constructora que presidía Luis del Rivero y la petrolera mexicana Pemex.

El juez había dado por acabadas las pesquisas y p rocesó a Araujo y a su homólogo en la entidad, Miguel Ángel Fernández Rancaño , así como a varios directivos, tras exonerar a Brufau y al expresidente de Caixabank, Isidre Fainé . Pero varias acusaciones, incluída la Fiscalía Anticorrupción, recurrieron aquella decisión y ahora, con la reapertura, todos vuelven a estar imputados.

Esto, sumado al hecho de que Araújo sólo prestó declaración al inicio de las pesquisas, llevaron a su defensa a solicitar esta comparecencia, en la que se ha centrado en alegar, por un lado, que la responsabilidad en Repsol de contratar a Villarejo recae exclusivamente en él, y por otro, que nada había de sospechoso en aquel encargo: asegura que nunca se solicitaron ni pinchazos telefónicos ni datos que sólo se hallasen en bases restringidas.

Según informaron a ABC en fuentes presentes en la declaración Araújo ha explicado que recurrió a Cenyt para que averiguase quién estaba detrás de Sacyr financiando la operación y qué apoyos tenía. Lo hizo porque le constaba que era una empresa que trabajaba ya para otros grandes del Ibex y porque tenía cierta urgencia y en su departamento no daba tiempo a hacer esas pesquisa, y porque intuía que tal vez era a esa empresa a la que iba a recurrir la gente de Luis del Rivero. Se trataba también de desactivar esa posibilidad.

Ha insistido en que se apoyó en criterios «profesionales» y que jamás sospechó que Villarejo pudiera seguir en activo, siendo él un policía en segunda actividad. Ya no sólo porque tampoco es que le conociese mucho, que no habían coincidido en ningún destino profesional, sino porque le había visto en la celebración del día grande de la Policía Nacional vestido de paisano y porque al hacerle el encargo, visitó sus oficinas en Torre Picasso y había gente trabajando. Nada, conforme ha declarado, indicaba que Villarejo pudiera seguir ejerciendo de comisario.