La estrategia abertzale de recurrir al victimismo
Los presos de ETA arremeten contra la política penitenciaria del Gobierno mediante huelgas de hambre y protestas diarias
m.r.castro
No es nuevo que ETA recurra al victimismo como estrategia para lograr fines políticos . Si el aún lendakari Patxi López apuntaba allá por abril la importancia de una política penitenciaria «inteligente» hacia los presos de ETA para «evitar» que la banda y ... su entorno se presentasen como «víctimas», el líder del PP vasco Antonio Basagoiti le advertía que la izquierda abertzale «crece cuando se le dan razones con sus presos».
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«La izquierda abertzale sabe cómo capitalizar cualquier oportunidad que se le brinde de reforzar su imagen de víctima de una persecución del Estado español», dice el corresponsal del diario británico The Guardian en España, Giles Tremlett, en un libro en el que retrata, entre otros asuntos, el problema de ETA.
Tremlett recuerda a Eugenio Aramburu , miembro del ilegalizado Herri Batasuna (HB), encarcelado por exhibir un video realizado por ETA durante una campaña electoral, que se suicidó en 1997 horas antes de ser llamado a declarar ante el Tribunal Supremo. ABC publicaba el día después: «El también miembro de HB Carmelo Landa responsabilizó ayer desde Bélgica de ese suicidio, el segundo en menos de una semana en ETA y su entorno, al ambiente que está creando el Gobierno , en las cárceles y en la calle en el País Vasco».
De la huelga a las manifestaciones
A lo largo de la negra historia de ETA, los presos etarras han protagonizado numerosas campañas de protesta mediante las que buscaban situarse como víctimas en lugar de verdugos . Pedían su excarcelación, su reconocimiento como presos políticos o su rechazo a la política penitenciaria de dispersión.
La última, tristemente conocida, la huelga de hambre —que, además, es una farsa — que han dicho mantener algunos presos etarras para pedir la excarcelación del enfermo de cáncer Uribetxeberria Bolinag a, asesino de dos guardias civiles y carcelero de Ortega Lara.
Pero cuando ésta ha tocado a su fin y una vez que el tercer grado ha sido, efectivamente, concedido , la estrategia victimista de la izquierda abertzale ha pasado a convertirse en un sinfín de protestas —algunas de las cuales son prohibidas por la Audiencia Nacional antes de llegar a celebrarse— de las que se sirve para acabar enalteciendo el terrorismo.
El Tribunal prohibió el último homenaje a presos enfermos que convocó Herrira para el 17 de agosto, pero el colectivo acabó saliéndose con la suya y protagonizó el único acto que había sido permitido. Ayer mismo, la Audiencia volvía a prohibir otra manifestación proetarra convocada por la misma plataforma de apoyo a los presos bajo el lema «Los presos vascos a Euskal Herria con todos sus derechos».
Pero ello no ha impedido que los abertzales hayan continuado con sus protestas , que se celebran de forma diaria en la plaza Moyua para denunciar la situación de los presos enfermos y, en concreto, de Josu Uribetxebarria. Ayer también se encerraron nueve miembros de Herrira en la catedral de Pamplona para pedir la libertad del asesino Bolinaga. Todo vale.
El miércoles, el Colectivo de Presos de ETA (EPPK en sus siglas en euskera) emitió un comunicado en el que decía que el caso Bolinaga es «el principio del fin de la política penitenciaria» del Gobierno y amenazaba: «Es tiempo de lucha» .
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