La estrategia de Iván Redondo con Pablo Iglesias encrespa al PSOE
Dirigentes socialistas temen una caída severa en los sondeos pese a la imagen de estabilidad de Sánchez con los Presupuestos
El protagonismo de Podemos en la negociación de las cuentas ha añadido un plus de irritabilidad en Ferraz, aunque de momento nadie alce la voz
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Iniciar sesiónLa aprobación el pasado jueves del dictamen para que los primeros Presupuestos Generales del Estado de un Gobierno de coalición en España vean la luz definitivamente el 29 de diciembre está provocando una contradictoria sensación en círculos socialistas: paradójicamente, lo que ha sido ... un triunfo de Pedro Sánchez como presidente para lograr la estabilidad parlamentaria de una legislatura mínima de tres años, puede acarrear también un coste en términos de credibilidad para el PSOE como partido y para Sánchez como secretario general . Los Presupuestos reafirman su figura como jefe del Ejecutivo a costa de debilitar al PSOE, y fortalecer a Podemos como partido, y a Pablo Iglesias como líder del famoso «escudo social».
Un plus de irritación en Ferraz
Es la estrategia diseñada por Iván Redondo , «alter ego» de Sánchez en La Moncloa y responsable de la línea de pactos emprendida por el PSOE, la que ha permitido a Pablo Iglesias la gestión de acuerdos con ERC, el PNV o Bildu, y la que ha agravado serias reservas a las que ya existían en sectores del PSOE por conceder tanto protagonismo e influencia a Podemos en la acción gubernamental. La negociación de los Presupuestos ha añadido un plus de irritación en Ferraz, aunque de momento nadie alce la voz. El malestar con Iván Redondo viene de antiguo. En su momento se le responsabilizó de la salida de personas que hasta entonces habían sido de la extrema confianza de Sánchez, como algunos de los responsables de comunicación, o la marcha de su propio jefe de gabinete, después designado director general de Correos. No es nada nuevo que Redondo siempre causó distorsiones internas en el partido por la enorme influencia que ejercía en Sánchez , en la táctica electoral del partido y hasta en su organización.
Ministros contra la radicalización
Hoy eso no solo no ha cambiado, sino que se ha ido extendiendo al propio Gobierno de manera cada vez más notoria. Los enfrentamientos de la vicepresidenta económica, Nadia Calviño , o de la propia Carmen Calvo, número dos del Ejecutivo, con Podemos gracias a la hoja de ruta diseñada por Redondo son notorias. Margarita Robles , titular de Defensa y una de las muñidoras del acuerdo que en noviembre de 2018 permitió alcanzar un pacto con el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial y designar presidente del Tribunal Supremo a Manuel Marchena, está experimentando un apartamiento elocuente del círculo de influencia sobre Sánchez. Ya no está en el «núcleo duro» de algunas tomas de decisión relevantes, especialmente en lo que atañe a alcanzar acuerdos con la oposición. Robles no es partidaria del radical escoramiento emprendido por Sánchez con el separatismo , y los ataques personales que recibe de Podemos son elocuentes en este sentido. Días atrás, Ione Belarra, por ejemplo, acusó a Robles de ser más próxima al PP o a Vox que a la izquierda.
Batallas económicas perdidas
Algo similar ocurre con Calviño o con Escrivá, que han perdido batallas «económicas» relevantes frente a Pablo Iglesias con la anuencia de Sánchez, y que, según fuentes conocedoras del creciente malestar interno en el socialismo, «notan menos que antes el calor del presidente». Con todo, lo más relevante es el papel de Carmen Calvo, la figura en la que más se apoyó siempre Sánchez en Moncloa, y que viene alertando en privado de los riesgos de conceder tanto poder a Pablo Iglesias por las consecuencias que en adelante puedan deteriorar a la imagen del PSOE.
En Ferraz, el gran baluarte de Sánchez es la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, perfectamente alineada con la estrategia diseñada por Redondo. Algo más desmarcado, aunque fiel a la línea oficial, está José Luis Ábalos , número tres del partido, y quien en su momento atribuyó a «fuego amigo» las filtraciones sobre el «Delcygate», ahora archivadas por la Justicia. En cualquier caso, el PSOE no está pacificado y sus choques y discrepancias con Redondo son conocidas en muchos ámbitos del partido. Ahora, sin embargo, se multiplican las alertas orgánicas a Sánchez sobre los riesgos en que incurre habiendo «blanqueado» a Bildu, forzando una ley de educación tan ideologizada, forzando las costuras del Poder Judicial, o encarando la crisis económica con unos Presupuestos tan conflictivos. Pero sobre todo, con su política de alianzas y cesiones al separatismo.
Dudas con las cortinas de humo
Fuentes socialistas creen que las «cortinas de humo» diseñadas desde La Moncloa tendrán fecha de caducidad antes o después. Y recuerdan la última, de esta misma semana. El mismo día en que se publican los datos del paro y que confirman más de 700.000 nuevos parados en este año que concluye, Moncloa improvisa, a través de Podemos, ERC y Bildu una reforma urgente de la ley del Poder Judicial para impedir que realice nuevos nombramientos . Y hay una treintena de ellos relevantes.
Mediáticamente, Moncloa consiguió encubrir unos datos de paro alarmantes con una iniciativa parlamentaria monopolizada por Lastra y Pablo Echenique , desde Podemos, para maniatar al presidente del CGPJ, Carlos Lesmes, y además presentarlo a la opinión pública como un generoso ofrecimiento que dé tiempo al PP a pactar ya la renovación del Poder Judicial. «Antes o después, estas maniobras dejarán de surtir efecto», admiten fuentes del PSOE. Desde esta perspectiva, temen por ejemplo que la recesión en 2021 solo sea rentabilizada con el mensaje populista de Podemos y que Sánchez sufra en primera línea el desgaste del aumento de desempleo, las desinversiones o el cierre paulatino de pequeñas empresas. «Aquel final ya lo vivimos entre 2008 y 2011 con José Luis Rodríguez Zapatero, y el PSOE entró en barrena. Repetir los errores, aunque estemos en otra fase política, debería poner en guardia al partido», admiten las fuentes.
Sánchez, sin alternativa interna
A esto se añade la preocupación por la evolución demoscópica y electoral según la crisis económica alcance su pico máximo durante el año que entra. La imagen de estabilidad parlamentaria no tiene por qué ser incompatible con una caída del PSOE en los sondeos. Y aunque internamente se da por hecho -también en Podemos- que meses antes de la convocatoria de las elecciones generales la coalición se verá forzada a romper -«un paripé de manual» para concurrir por separado a los comicios-, ni Sánchez ni Redondo están planteándose dar un giro hacia la moderación una vez haya aprobado los Presupuestos.
Su alianza con los partidos que avalan las cuentas públicas ha sido diseñada para durar un mínimo de dos años más, y no surtirán efecto las amargas quejas de antiguos dirigentes del partido indignados con la gestión de Sánchez. A menudo hablan a título particular y a nadie en Ferraz le consta que exista una incipiente «corriente organizada» que propugne un cisma interno o la creación de un nuevo partido alternativo . Muchos comparten la teoría de otro Redondo, Nicolás, quien repite a menudo que «la experiencia demuestra que de una coalición de socialistas y comunistas, siempre salen peor los socialistas». De momento, creen que Sánchez se ha garantizado cierta estabilidad y a corto plazo sale fortalecido… pero es Iglesias quien ha salido «muy fortalecido» a costa del PSOE.
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