A la espera del suplicatorio...
La dimisión del senador Luis Bárcenas como tesorero del Partido Popular, cargo en el que llevaba poco más de un año, ha disparado las alarmas sobre la intención del instructor del «caso Gürtel» en el Tribunal Supremo de cursar los suplicatorios a las Cámaras (el ... del senador y el del otro aforado imputado, el diputado Jesús Merino). Sea cual sea la decisión que adopte Francisco Monterde, parece lógico que lo haga en lo que queda de semana y no que lo deje para septiembre, habida cuenta de que el próximo lunes 3 de agosto habrán comenzado ya las vacaciones judiciales.
La incógnita sobre las intenciones de este veterano magistrado de la Sala Penal del Supremo siguen siendo una incógnita, aunque en fuentes judiciales se muestran convencidos de que si Monterde dio el «paso» de imputar, aunque de forma «provisional», a Bárcenas y a Merino y de llamarles a declarar, tal y como ambos habían solicitado, fue porque también tenía decidido que, detrás de ambas comparecencias, necesariamente habrían de venir los suplicatorios. La autorización de las Cámaras es imprescindible para que el instructor pueda practicar diligencias de investigación.
Lo cierto es que Francisco Monterde estuvo toda la mañana de ayer encerrado en su despacho, dedicado a seguir estudiando toda la documentación que tiene sobre la presunta implicación de los dos parlamentarios del PP con la trama Gürtel. Y a media tarde de ayer, aún no había pedido a la Sala que dé curso a los suplicatorios (no es el instructor, sino el Tribunal a propuesta de éste, quien debe cursar las peticiones de autorización al Congreso y al Senado).
Las declaraciones
En medios próximos a Bárcenas y a Merino, la pasada semana se mantenían intactas las esperanzas. Los dos políticos salieron satisfechos de sus respectivas comparecencias ante el magistrado instructor, sentimiento que se hizo extensivo a sus representantes legales. Tanto el senador como el diputado respiraron tranquilos tras poder por fin defenderse de las imputaciones que habían conocido sólo merced a las continuas filtraciones del sumario a algunos medios de comunicación.
Luis Bárcenas está imputado por los delitos de cohecho y contra la Hacienda Pública; Jesús Merino, sólo por el primero de ellos. A los dos se les atribuye un importante incremento patrimonial como supuestos beneficiarios de importantes cantidades pagadas por las empresas de la trama dirigida por Francisco Correa.
Si bien la Fiscalía y la Agencia Tributaria reflejan pagos del entramado que en 2002 habrían ascendido a 459.565 euros; a 515.630 euros en 2003 y a 72.000 en 2007, la exposición razonada enviada por el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) limita el cohecho imputado a Bárcenas al último de estos ingresos. Lo mismo ocurre con Merino, que supuestamente habría recibido más de 240.000 euros, pero respecto del cual el TSJM habría limitado la imputación por el cobro de 50.000 euros también en 2007.
Entre los indicios delictivos que los dos aforados deberán combatir figuran las iniciales -y en el caso de Bárcenas el apodo «Luis el cabrón»-, que supuestamente se refieren a ellos y que aparecen en la contabilidad «B» de las empresas de Correa vinculadas a diversos apuntes contables. Tanto Merino como Bárcenas han negado que sean ellos y este último ha aportado copia de informaciones aparecidas en internet y que apuntan hacia un empresario.
Lo que el Supremo ha descartado de antemano, a la vista de la documentación que tiene en su poder, es la pertenencia del senador y del diputado populares a la trama de Correa. «No se refieren datos concretos -indicaba la Sala en el auto con el que asumió la competencia- que permitan la imputación de una conducta ilícita a través de esas sociedades ni la participación en el grupo de actividades objeto de la investigación que se sigue ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid».
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