ABC El flanco este de la OTAN: España, un guardián en la frontera con Rusia
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El flanco este de la OTAN: España, un guardián en la frontera con Rusia

Nuestro país sostiene desde 2015 una presencia militar estable en los países bálticos: unos 4.150 militares han pasado por las misiones con carros de combate en Letonia y de policía aérea en Lituania y Estonia. Además, se participa en maniobras en Rumanía o Polonia y en grupos navales de la Alianza en el mar Negro

Esteban Villarejo
Un militar español hace labores de reconocimiento en Rumanía ABC

Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía o el mar Negro se han convertido en escenarios habituales para las tropas españolas en misiones o maniobras con la OTAN . Algo impensable hace tan solo una década.

Pero no son solo ‘escenarios habituales’. Desde hace seis años las Fuerzas Armadas españolas despliegan una serie de capacidades que son además vanguardia tecnológica de los ejércitos por tierra, mar y aire: carros de combate Leopardo o blindados Pizarro; cazas Eurofighter o F-18 Hornet, y fragatas F-100 (también las más vetustas F-80) y cazaminas participan en las misiones.

Además, unos 4.150 militares han pasado por las dos misiones más estables desde 2015, según datos del Estado Mayor de la Defensa: Letonia, que es permanente, y la Policía Área del Báltico, que suele ser cuatro meses al año. Otros efectivos han participado en maniobras con la fuerza de despliegue rápido aliada –como la de finales de mayo y principio de junio en Cincu (Rumanía)– o bien navegando en el mar Negro, zona caliente estos días entre la Alianza Atlántica y Rusia.

Unos 4.150 militares han pasado por las dos misiones más estables desde 2015, según datos del Estado Mayor de la Defensa: Letonia, que es permanente, y la Policía Área del Báltico, que suele ser cuatro meses al año

Esta arquitectura de despliegues militares de España en el exterior responde a la llamada de ‘socorro’ que estos países del viejo Telón de Acero lanzaron a la OTAN en la cumbre de Cardiff de 2014. En aquella cita, la guerra en Ucrania y la anexión ilegal de la península de Crimea causó un ‘shock’. Volvía la Guerra Fría con una nueva Rusia. Putin agitaba el tablero geopolítico en la región una vez más –Georgia en 2008 había sido una advertencia– y la OTAN rediseñaba así una nueva presencia militar con el objetivo de mostrar más músculo en su tradicional frente de contención. Las nuevas medidas fueron ya aprobadas dos años más tarde durante la cumbre de Varsovia.

Y España se sumó a ello en aras del principio de «defensa colectiva» que consagra la Alianza Atlántica. Fue en tiempos de Rajoy-Morenés y se ha mantenido con el tándem Sánchez-Robles a pesar de que el Gobierno de coalición esté apuntalado –y comparta mesa de Consejo de Ministros– con un partido como Podemos, abiertamente anti-OTAN.

Un caza español interceptando a un avión de alerta temprana ruso. Esta imagen fue publicada por la OTAN en plena Cumbre de Bruselas el pasado 14 de junio. A la izquierda, un militar español de la Brilat de maniobras en Rumanía, con la fuerza de reacción rápida de la AlianzaABC

«Pilar fundamental»

¿Y por qué la necesidad de este despliegue? La teoría la explica a ABC el teniente general Francisco Braco, comandante de Mando de Operaciones (CMOPS), responsable del planeamiento operativo, conducción y seguimiento de las operaciones militares: «Nuestra seguridad no se construye únicamente en el interior de nuestras fronteras, sino que también comienza en escenarios muy lejanos, origen de ciertas amenazas para los intereses nacionales. El principio de defensa colectiva es uno de los pilares fundamentales sobre los que se basa el Tratado de la Alianza, comprometiendo a los aliados a protegerse mutuamente de cualquier ataque, al tiempo que fomenta el espíritu de solidaridad entre ellos».

La valía de esta aportación española se visualizó sucintamente –valga como detalle– durante la última Cumbre de la OTAN celebrada en Bruselas el 14 de junio.

En la tarde, recién acabada la reunión del Consejo del Atlántico Norte, el equipo de comunicación de la Alianza Atlántica publicaba un tuit desde la cuenta del Mando Aéreo de la OTAN en la que se informaba sobre la interceptación, en las proximidades del espacio aéreo del Báltico, de un avión de alerta temprana ruso Beriev A-50 por parte de una aeronave con la cruz de San Andrés en el timón. Era uno de los siete cazas Eurofighter españoles que desde el 1 de mayo y hasta el 31 de agosto forman parte del contingente español desplegado en la base de Siauliai (Lituania).

Desde 2015 aviones españoles vigilan el espacio aéreo de los países bálticos, que no disponen de fuerza aérea de combate, en periodos de cuatro meses cada año. Ha habido dos misiones desde la base de Amari (Estonia) y otras cinco desde la citada en Lituania. Como novedad, este año se sumó otro despliegue aéreo de cazas Eurofighter en Rumanía, en la misión de policía aérea de la OTAN en ese país, y que tiene como objetivo evitar la incursión de aviones rusos procedentes del mar Negro.

En total, según los datos facilitados a ABC, «podríamos estar hablando de alrededor de 5.000 horas de vuelo en el Báltico para los aviones españoles que desplegaron aquí ya en el 2006». Ese año fue una experiencia piloto que no tuvo continuidad en el tiempo hasta que en 2015 los aviones españoles volvieron de modo rotatorio junto a otros países de la OTAN.

El teniente coronel Bayardo Abós es el jefe del destacamento Vilkas, que despliega en estos momentos en Lituania. Bajo su mando están 130 militares del Ala 14 de Albacete con los siete aviones. «Nuestra misión es hacer el servicio de policía aérea en el espacio aéreo de las tres repúblicas bálticas. Es un servicio de 24 horas al día, los siete días de la semana, que permite interceptar e identificar a los aviones que vuelan sin los requerimientos establecidos por aviación civil y que toda aeronave debe cumplir, ya sea militar o civil. El volar sin los estándares establecidos por la OACI (Organización de la Aviación Civil Internacional) pone en riesgo la circulación aérea general en el espacio aéreo de la zona», informa.

Letonia es otro de los grandes escenarios del despliegue español en los países vecinos de Rusia con la denominada misión de ‘Presencia Avanzada Reforzada’ (EFP, en sus siglas en inglés)

Para activar a los aviones que hacen el servicio de policía aérea deben darse unas condiciones previas como son: volar sin plan de vuelos que especifique una base de despegue y otra de destino; que el avión en cuestión no utilice el transpondedor que le identifica y posiciona en el aire; o, por último, no comunicarse con las agencias de control de tránsito aéreo tanto civiles como militares. «Si se dan estas condiciones, se activan los aviones de alarma y despegan para interceptar e identificar al avión en cuestión. Por regla general, el comportamiento de los aviones interceptados es colaborativo», añade el teniente coronel español.

Letonia es otro de los grandes escenarios del despliegue español en los países vecinos de Rusia con la denominada misión de ‘Presencia Avanzada Reforzada’ (EFP, en sus siglas en inglés).

Desde junio de 2017 han desplegado ocho contingentes formados por unos 350 militares cada uno. Los seis carros de combate Leopardo 2E y los catorce vehículos blindado Pizarro son la clave de un despliegue que tiene como base la localidad de Adazi, donde España se encuadra en el batallón multinacional de mil efectivos liderado por Canadá.

«Un hito en la historia»

«La operación ‘Presencia Avanzada Reforzada’ representa un hito en la historia moderna de nuestras Fuerzas Armadas porque es la primera vez que el Ejército de Tierra despliega medios acorazados y mecanizados fuera de nuestro territorio nacional», subraya el teniente coronel Luis María Galvache, jefe del contingente español cuyo grueso lo forman militares de la Brigada ‘Aragón’.

Con temperaturas que pueden alcanzar los -21ºC en invierno y con la desinformación o espionaje como grandes amenazas por parte de Rusia, esta misión es el paradigma del esfuerzo realizado por la OTAN en el flanco oriental en los últimos años. Junto al de Letonia, hay otros tres batallones multinacionales similares en Estonia, Lituania y Polonia con otros países como protagonistas.

«Nuestro día a día consiste en entrenar junto a nuestros aliados para que no haya duda de que tenemos asimilados e interiorizados todos los procedimientos que nos permiten combatir, siempre codo con codo, junto a un soldado italiano, canadiense, esloveno, eslovaco, montenegrino, checo, polaco o albanés», detalla el teniente coronel Galvache, quien puntualiza que, sobre todo, «se trata de una fuerza de naturaleza defensiva».

«Nuestro día a día consiste en entrenar junto a nuestros aliados para que no haya duda de que tenemos asimilados e interiorizados todos los procedimientos que nos permiten combatir, siempre codo con codo, junto a un soldado italiano, canadiense, esloveno, eslovaco, montenegrino, checo, polaco o albanés», detalla el teniente coronel Galvache

Cuando es preguntado por las razones de este despliegue en territorio tan distante de las amenazas para la seguridad de España –más enfocadas en la zona sur del Sahel o el Estrecho–, el teniente coronel esgrime dos principales: «Primera, España debe cumplir con los acuerdos alcanzados en la cumbre de Varsovia. Por tanto, nuestra obligación con la comunidad internacional es evitar un conflicto armado. La segunda razón que le puedo dar no se basa en las obligaciones adquiridas fruto de acuerdos internacionales, se basa en el sentimiento y compromiso que cada español, como ciudadano europeo, debe tener para conservar nuestras fronteras. España, al igual que los países bálticos, es guardián de una de las fronteras más importantes de Europa. Consecuentemente, todos los ciudadanos debemos entender que garantizar la integridad de las fronteras de los países que forman la OTAN es un tema capital para mantener indemnes los pilares sociales, culturales, políticos y económicos que sostienen nuestras sociedades».

Baza diplomática

Precisamente el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, visitará durante su gira por los países bálticos que inicia mañana y hasta el jueves los dos contingentes españoles en Letonia y Lituania. «Sin duda es la gran baza diplomática que España tiene en la región», explican fuentes diplomáticas a ABC. «Cambió la percepción de España para mejor y nos preparó para desafíos internos que hemos tenido que afrontar». Esos «desafíos» se refieren al ‘procés’, que hubiera podido ser visto de buenas maneras por parte de algunos políticos de la región.

Por último, y como colofón al despliegue español en esta zona de la OTAN, se encuentran maniobras como la acontecida en mayo-junio en Rumanía, con militares españoles de la Brilat encuadrados en la fuerza de reacción rápida de la OTAN, o los grupos navales aliados: patrullas en el mar Negro que llevan a fragatas y cazaminas de la Armada Española a recalar en puertos como Constanza (Rumanía), Varna (Bulgaria) u Odesa (Ucrania). Es la nueva Guerra Fría entre la OTAN y Rusia, y España no se esconde.