España pasa al ataque para aportar seguridad a su provincia afgana
El reportero de ABC viaja en helicóptero junto a un batallón con tres unidades de maniobras
Barack Obama marcó un plazo de quince meses para reconducir la situación en Afganistán y España parece haberse tomado en serio el ultimátum. Tras cinco años limitados por la falta de personal sobre el terreno, el aumento del contingente ha permitido desplegar la fuerza necesaria ... para llevar la seguridad a la provincia de Badghis, al oeste del país asiático. Un batallón con tres unidades de maniobras se encarga de realizar “acciones encaminadas a conseguir la libre movilidad de los civiles en las rutas principales”, según fuentes militares consultadas en Qala-i-Nao, capital de la provincia. Y las dos primeras acciones han consistido en el establecimiento de bases avanzadas permanentes en Sang Atesh y el paso de montaña de Sabzak, dos puntos clave para la vida comercial en Badghis donde los insurgentes eran sido fuertes. Como pudo comprobar este enviado especial en un viaje en helicóptero a la zona, se trata de campamentos muy básicos a pie de carretera en los que las condiciones de vida no parecen nada fáciles.
“Con la llegada del refuerzo hemos logrado la capacidad de llevar a cabo operaciones de seguridad y ampliar el radio de acción. La capacidad española ahora, por tanto, es doble: reconstrucción y seguridad”, asegura el coronel Miguel Martín Bernardi, responsable del contingente en Qala-i-Nao. El cambio de estrategia coincide con las operaciones que las fuerzas OTAN y afganas están llevando a cabo para limpiar de insurgencia la ruta Lithium, principal vía de comunicación que une Qala-i-Nao con el distrito de Bala Murghab, auténtico santuario talibán al norte de la provincia. Según los datos recogidos por Defensa, los militares españoles están participando activamente en estas operaciones y han causado siete bajas en el enemigo. También han sufrido un herido leve tras la explosión de un artefacto explosivo improvisado.
Los numerosos incidentes de las últimas semanas han reabierto el debate sobre la necesidad de las operaciones ofensivas para poder lograr los objetivos. Mandos consultados en Qala-i-Nao insisten en que “nuestra actuación se rige por las reglas de enfrentamiento (ROE, por sus siglas en inglés) que limitan el uso de la fuerza. Las acciones ofensivas están en función de la misión. Se entra en una zona y se garantiza su seguridad, si la insurgencia trata de impedirlo, empleamos la fuerza para cumplir la misión, pero siempre respetando las ROE”.
Vuelve la vida a Sang Atesh
Sang Atesh fue el escenario del último ataque mortal sufrido por España y aquí es donde se ha establecido la base avanzada ‘Bernardo de Gálvez’. Punto estratégico por estar en mitad de la ruta Lithium y por ser una zona muy poblada, los mandos españoles coinciden en que los primeros efectos del despliegue permanente ya son palpables “por el aumento de tráfico que ha provocado que se doble el número de tiendas en el mercado”. A la seguridad aportada por la bandera de maniobras se le suma el esfuerzo por parte de la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo (AECID), que tiene previsto mejorar el firme de la ruta en su tramo norte.
El vicegobernador de la provincia, Abdul Ghani Saber, asegura que “la llegada de más fuerza ha supuesto un cambio que se llevaba pidiendo mucho tiempo”. El panorama al que se enfrenta España -con apoyo americano, italiano y afgano- muestra una provincia con un centenar de líderes insurgentes y más de dos mil hombres a sus órdenes, según informes de la Policía de Fronteras. Aunque Bala Murghab es el lugar más complicado (un distrito fuera de la competencia española al que se acude para prestar apoyo logístico a una base avanzada italo-americana), los agentes afganos advierten del peligro en Muqur y de los problemas que pueden producirse a consecuencia del aumento de la producción de opio en estas zonas fuera del control del Gobierno.
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