opinión
«Todo por el déficit»
En su casi obsesiva escala de valores, el presidente Rajoy ha reducido a una sola su inquietud: no gastar más de lo que se ingresa
manuel erice
La noche anterior, el presidente francés le había prestado un servicio impagable. A un tiempo, la rendición de Hollande a manos de un ajuste inevitable desmontaba el giro radical de Rubalcaba y daba cobertura a sus ocho meses de recortes y sorpresivas subidas de impuestos. ... Podía hacerlo, pero Rajoy no abusó del efecto Hollande. Apenas dos pinceladas. Prefirió martillear sobre el único clavo que machaca una y otra vez como fórmula matemática: cumplir con el déficit + crecer = crear empleo. Primero el déficit, no confundamos...
En su casi obsesiva escala de valores, ha reducido a una sola su inquietud: no gastar más de lo que se ingresa. Sin llegar al desprecio, Rajoy se sacudió las alusiones al desgaste electoral, despejó las preguntas sobre el rescate, se quitó de encima las informaciones periodísticas y exigió su derecho a equivocarse cuando decida. Sin frivolidades. Tanto limpió el horizonte de prioridades que se olvidó de recordarle a Mas y al nacionalismo catalán que la crisis se resuelve con gestión, no con el victimismo que emponzoña la relación con el resto de España.
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