«La cultura debe ser una cuestión de Estado»
Enrique Cerezo, presidente de EGEDA, reflexiona sobre el falso paradigma de que la cultura es gratis porque basta con bajarla de la Red
JESÚS GARCÍA CALERO
—¿Por qué se ha hecho poco en España para cambiar esa impresión de que la cultura debe ser gratis?
—En primer lugar, y por si alguien todavía duda, hay que aclarar de una vez por todas que la cultura no es ni debe ... ser gratis. No existe un derecho a la cultura gratuita. La cultura es una gran red industrial que genera riqueza al país y en la que trabajan y viven miles de personas. No entiendo por qué se le pide a la gente de este sector que no cobre por su trabajo. ¿Populismo? Sí. Ya lo hemos visto. En realidad, lo que necesitamos es una legislación clara que persiga a aquellos que se lucran ilegalmente con productos culturales.
—Se dice que la cultura es nuestro petróleo. ¿Qué supone para las industrias culturales la sangría del todo gratis?
—España es una potencia cultural y no todos los países del mundo pueden decir lo mismo. Nuestro patrimonio artístico, nuestro talento, nuestra creatividad e incluso nuestra lengua nos dotan de un peso específico en el mundo. En el cine nos llueven los reconocimientos internacionales. Todo ello se logra gracias al binomio cultura-industria, sin embargo el todo gratis merma la inversión, frena a los emprendedores y por tanto impide que surjan nuevas obras y nuevos talentos. Nadie va a dedicarse a producir cultura si no puede vivir de ello. El fraude perjudica al sector, a la sociedad y a España como país.
—¿Qué tienen que aprender nuestros políticos?
—La cultura no debe tener signos políticos y debe de ser patrimonio de todos los españoles. La prosperidad de un país está íntimamente relacionada no sólo con la educación de sus ciudadanos y con el nivel de su cultura sino con el grado de protección que se concede a sus creadores. Los poderes públicos tienen la obligación de proteger la industria cultural igual que hacen con otras industrias. La cultura debe ser una cuestión de Estado.
—¿Tiene fe en que se logrará invertir la tendencia?
—Hemos perdido mucho tiempo, pero batallas más duras se han ganado. Espero que llegue el día que todos los españoles se sientan orgullosos del sector cultural, del cine español en particular, y se entienda que no debe ser expoliado a través de internet. Internet debe tener reglas, lo que es un acto ilícito en el mundo real debe serlo también en el mundo de internet. La «ley Sinde» seguramente no es la solución definitiva, como no lo son otras leyes, pero desde luego es un paso importante que pretende afrontar el problema y tiene el mérito, en los tiempos que vivimos, que haya una ministra que se haya atrevido.
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