Enfado en La Moncloa y el PP con Aznar por el momento de sus críticas sobre el déficit

Ni el partido ni el gobierno quieren polemizar con Aznar, pero reconocen estar «en desacuerdo» con él. Sobre todo, les ha parecido inapropiado el momento: «Estamos al borde de un nuevo proceso electoral, y esto sólo sirve para dar balones de oxígeno a los adversarios , a PSOE, a Podemos y a Ciudadanos», indican.

Entienden en fuentes de Moncloa que «como expresidente, tiene todo el derecho a opinar, y de hecho su opinión es muy cualificada. Pero también puede equivocarse -explican-, y en estas apreciaciones ha errado».

Desde el partido preferían mirar en positivo hacia adelante, buscando «paz y unidad», para no perjudicar las expectativas electorales de los populares. Preferían restar importancia a la controversia: «Son sus cosas de siempre», explicaba un veterano diputado. Otro responsable de la cúpula popular templaba gaitas: «Él reivindica su gobierno, y Rajoy el suyo; es mejor no darle más importancia».

En general, desde el partido se optó por mantener un discreto silencio sobre el asunto. Y quienes hablaron lo hicieron de forma intencionadamente contenida, «haciendo un esfuerzo por sumar y no convertir esto en un debate ni público ni interno », explicaban a ABC.

En esta línea se manifestó la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, en declaraciones a la Cope: existe, dijo, un evidente paralelismo entre las situaciones de Aznar y Rajoy: «En 1996 el déficit era del 7% y en 2011 del 9,3, y al PP le tocó lo que le toca siempre, tratar de retornar las crisis en que deja sumida a España el PSOE cuando gobierna». Porque «ante la crisis -añadió- hay que comportarse con unidad y responsabilidad».

A la pregunta de si las manifestaciones de Aznar rompían esa unidad y responsabilidad a la que ella hacía referencia, Sáenz de Santamaría respondió con un «dribling»: «No, lo que digo es que a Aznar le tocó reducir el déficit, como a nosotros, y que lo hizo con la misma responsabilidad y con la misma unidad de Gobierno». Incluso ambos lo han hecho con «las mismas personas», ya que tanto Luis de Guindos como Cristóbal Montoro trabajaron en los gobiernos de Aznar, aunque en otros puestos.

Desde el PP, su vicesecretario Javier Maroto fue la voz autorizada en este asunto: en su partido, insistió, «están todos a una» en reducir el déficit para que «no paguen justos por pecadores» . Puso como ejemplo a los pensionistas, que acaban «pagando en pato» cuando gobierna «la izquierda radical», como en Grecia o Portugal. A su juicio, «lo importante no es discutir los datos sino coincidir», y en el PP coinciden en ser «el partido que baja el déficit».

A puerta cerrada, en cambio, la respuesta era bastante menos diplomática. Distintos diputados populares admitían ayer lo mal que ha sentado la Tercera de ABC escrita por el expresidente del Gobierno, José María Aznar, en el seno del partido donde se cuestiona tanto el contenido como el momento elegido para «abrir otro fuego» . «Estamos en campaña, son los peores días para abrir una nueva polémica interna ... Él sabe que va a hacer daño al partido, la cuestión es si eso es lo que busca o si simplemente eso le da igual», comenta un cabeza de lista.

«El partido tiene dos padres, uno ejecutivo y otro de honor, y a nadie le gusta que sus padres se divorcien. A nosotros tampoco. La Tercera de Aznar en ABC demuestra que su relación con Rajoy está ya en ese punto, no hay reconciliación posible. Nadie ve mal que discutan si tienen que discutir, pero que lo puedan hacer en privado no abriendo una guerra pública», señala otra diputada.

Para un miembro histórico del grupo parlamentario popular, la queja viene por el hecho de alzar una voz «discordante». «La gran obra de Aznar fue acabar con las divergencias en el centro derecha... Es completamente reprochable que ahora él se erija como la voz discordante», critica.