El dueño del coche bomba de la T-4 dice que sus captores hablaban por silbidos

El propietario de la furgoneta bomba que fue utilizada por ETA en el atentado del 30 de diciembre de 2006 en la T-4 del aeropuerto madrileño de Barajas ha explicado ante el tribunal que juzga desde este lunes a los tres presuntos autores de ... la acción terrorista que durante los tres días que estuvo secuestrado sus captores se comunicaban por "silbidos" para no ser identificados.

Durante la primera sesión del juicio contra Igor Portu, Mattin Sarasola y Mikel San Sebastián , el dueño de la Renault Traffic que explotó provocando la muerte de dos personas -Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate- dijo que no pudo ver las caras de los supuestos etarras que le secuestraron el 27 de diciembre de 2006 cuando estaba en el sur de Francia, porque desde el primer momento le taparon la cabeza con una capucha.

El joven afirmó que, tras abordarlo cuando se encontraba en el aparcamiento de una estación de esquí, los presuntos terroristas lo esposaron y lo trasladaron a un turismo, en el que permaneció las tres noches que estuvo cautivo. Sólo uno de ellos habló con él, en castellano, para identificarse como miembro de ETA y advertirle de que "no intentara hacer nada" porque "iban en serio". Entre ellos sólo "se silbaban" , dijo.

«Se pusieron nerviosos»

Explicó además que le pidieron que mandara un sms a algún familiar para que no se preocuparan y le aseguraron que la noche del 31 de diciembre estaría libre. No obstante, el secuestro acabó antes, poco después de que estallara la furgoneta bomba en Madrid el 30 de diciembre. Esa mañana sus secuestradores "se pusieron nerviosos" tras escuchar una noticia en la radio y le anunciaron que todo había "acabado". El joven fue abandonado en otra localidad del sur de Francia y desde ahí cruzó la frontera. A preguntas del fiscal Daniel Campos, admitió que no intentó darse la vuelta para ver a sus captores porque "estaba aterrado".

El presidente del tribunal, el magistrado Alfonso Guevara, no dejó al resto de acusaciones indagar más sobre los detalles del secuestro, ya que, recordó, este asunto es objeto de un procedimiento en Francia y la declaración del testigo tiene como objetivo "sentar las bases de dónde sale la furgoneta". Poco antes, el juez Guevara había reprendido a la víctima del secuestro, por tutear al fiscal. "Que ya no se le escape más" , le pidió, tras asegurar que no hubiera consentido que este tratamiento se hubiera dirigido a él.

Este joven fue el último testigo en declarar durante la primera sesión del juicio, que continuará mañana a las nueve y media de la mañana. Previamente, declararon más de una decena de agentes de la Policía Nacional, la Policía Local y la Ertzaintza, que intervinieron en las primeras actuaciones tras el atentado. Los tres presuntos autores del atentado se negaron a declarar ante el tribunal. "No reconozco a este juzgado fascista y no voy a declarar", dijo Sarasola. Portu aseguró que todo lo que "debería decir aquí" lo declaró "bajo tortura" .

Nueva prueba pericial

Nada más comenzar el juicio, el presidente del tribunal dio traslado a las partes de una nueva prueba pericial, cuya aportación a la causa ha sido admitida, y que consiste en una prueba caligráfica de una nota manuscrita por San Sebastián, hallada en su casa, con los números de teléfono de Bomberos de Madrid, a los que se avisó de la colocación de la bomba. Fuentes fiscales destacaron la importancia de esta prueba, que corrobora que este presunto etarra es el autor de las anotaciones y aporta nuevos indicios de su participación.

También declararon agentes de la Policía Nacional que relataron las dificultades iniciales para localizar la furgoneta bomba, tras las llamadas telefónicas que, según el relato de la Fiscalía, realizó Portu para avisar del atentado, ya que en los datos aportados "bailaba un número" de la matrícula, aunque no se pudo precisar si partió del informante de ETA o si, por el contrario, partió de la persona que tomó los datos de la llamada.

Según el escrito de conclusiones provisionales del Ministerio Público, el ex jefe miliar de ETA Garikoitz Aspiazu «Txeroki» fue quien dio a los acusados las indicaciones de cómo llevar a cabo el atentadio, e incluso les dijo cómo debían ser la caracterización de Sarasola en el momento del atentado. Los tres acusados se enfrentan a 900 años de cárcel cada uno por su supuesta participación en el atentado. En concreto, el fiscal les considera responsables de dos delitos consumados de asesinato terrorista, uno de estragos terroristas y 41 de intento de asesinato, en relación con el número de personas que resultaron heridas a causa de la explosión.

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