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Desde todos los rincones de España

POR A. LARDIÉSMADRID. La enseña nacional volvió a ser la principal protagonista de la manifestación de ayer convocada por la AVT contra la política antiterrorista del Gobierno. Miles de banderas

POR A. LARDIÉS

MADRID. La enseña nacional volvió a ser la principal protagonista de la manifestación de ayer convocada por la AVT contra la política antiterrorista del Gobierno. Miles de banderas rojigualdas -y todas ellas constitucionales, ni rastro de águilas que enturbiaran el ambiente- poblaron las calles de Madrid por donde transcurrió la marcha en un ensalzamiento patriótico que se completó con numerosos «vivas» a España, que coreó una y otra vez la multitud.

También se vieron banderas de muchas Comunidades Autónomas, puesto que entre los asistentes a la marcha había personas llegadas desde todos puntos de España en coches particulares o en autobuses fletados por la AVT y otras asociaciones y organizaciones cívicas que secundaron el acto.

María Victoria, de 37 años, se desplazó en su coche desde Sevilla junto a su familia para asistir a la manifestación porque «a las víctimas siempre hay que apoyarlas». Tanto ella como su marido, también de 37 años, portan sendas enseñas nacionales y su hijo, de apenas ocho años, lleva una camiseta de apoyo al presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz.

«Hemos venido ya a cuatro manifestaciones, y vendremos a todas las que hagan falta en el futuro, ya que con este Gobierno se da alas a los terroristas, y esto no puede ser así», afirma ella con rotundidad. «Hemos traído a nuestro hijo porque creemos que hay que inculcarle estos valores, y no esos de la Educación para la Ciudadanía», apostilla él.

Gritos contra Zapatero

Lucía, estudiante murciana que reside en Madrid, lo tiene claro: «Lo que se está haciendo con las víctimas del terrorismo no tiene nombre». A Lucía le acompañan varias amigas que han venido a manifestarse «y, de paso, a verle a ella», según comenta una en tono jocoso. La marcha no ha hecho más que comenzar, pero se desgañitan a base de vociferar «¡Zapatero dimisión!», el grito más repetido durante toda la marcha, junto a otros como «¡Zapatero embustero!» o «¡todos somos Alcaraz!».

Nacho y Eneko son dos hermanos llegados desde Vitoria que están acostumbrados a sufrir la barbarie terrorista en forma de violencia callejera y que piden al unísono la ilegalización de ANV y el PCTV, una de las reivindicaciones de la marcha de ayer que no tuvo apenas eco en forma de gritos. «Son los mismos unos y otros, son Batasuna y ésta es ETA», afirman.

Dos de los numerosos autobuses llegados desde todos los puntos de España viajaron desde Pamplona. La organización «Vecinos de paz» de Berriozar organizó el viaje, al que asistió ABC. «No estamos adscritos a ninguna organización política, ni estamos siquiera asociados. Somos ciudadanos con conciencia cívica y creemos que debemos hacer este viaje, para movilizarse como individuos particulares. En el momento que las víctimas piden apoyo, nosotros estamos ahí», afirma Maribel Vals, portavoz del grupo.

Viaje desde Pamplona

Entre los dos autobuses y los que han preferido viajar en coche, este movimiento cívico ha conseguido movilizar a 200 personas que se meten entre pecho y espalda un trayecto de doce horas en carretera -seis de ida y otras tantas de vuelta- para defender una causa en la que creen: la de la memoria, la dignidad y la justicia que merecen los que han sufrido en sus carnes la barbarie terrorista.

El frío que hacía a las nueve de la mañana en la capital navarra no podía con el buen temple y las ganas de estos navarros que tomaban asiento con un humor que usan en cada uno de sus desplazamientos -ya van siete- para tratar de combatir el motivo por el que deciden movilizarse. Uno de los que anima a los demás es Salvador Ulayar, delegado de la AVT en Navarra y uno de los más emblemáticos del colectivo. El viaje, al que se suman otros «compañeros» de la Ribera navarra, se hace ameno. Unos y otros hablan sobre la fallida negociación del Gobierno con ETA, las listas electorales de ANV o el chantaje etarra a las empresas que construyen el Tren de Alta Velocidad (TAV) del que informó ayer ABC. Tras una parada para comer y coger fuerzas, los autobuses llegan a su destino a las tres de la tarde. Es hora de desplegar las pancartas y las pegatinas de Navarra y España. Nada más concluir la marcha, llega el momento de regresar al autobús. Aún quedan seis horas de vuelta a casa. Seis horas en las que en sus caras se dibuja la sonrisa de la satisfacción que se siente al hacer algo justo. Seis horas que no dudarán en volver a dedicar a las víctimas de ETA si es necesario.

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