La decisión de Iglesias cambia la legislatura y alimenta el pulso entre Díaz y Calviño
Los relevos de Iglesias, tanto Díaz como Belarra, generan focos de inestabilidad
La parte socialista del Gobierno se manifestaba el lunes entre la incredulidad y la resignación ante el último movimiento de Pablo Iglesias. En unas semanas dejará de ser su compañero de gabinete, algo que ninguno esperaba. No, al menos, tan pronto. Porque la ... posibilidad de que Unidas Podemos diese un paso atrás o que Pedro Sánchez forzase una ruptura, siempre se ha pensado que sucedería en algún momento. «Cualquiera sabe qué pasa por la mente de Iglesias», comentaba un ministro unas horas después de los sucesos, prueba de la incertidumbre provocada.
Pero, además, el adiós tiene lugar en una maniobra con amplias consecuencias, las cuales no terminan de convencer a todos. Algunos temen que su candidatura sirva para movilizar a la derecha y disparar el resultado de Isabel Díaz Ayuso. Pero también hay miembros del PSOE y del Gobierno que opinan que ese sector «ya está muy movilizado» y creen que la operación garantiza un buen resultado: «A Ayuso la campaña se le va a hacer muy larga». Otros, en cambio , se ponen en guardia: «La operación es matar al errejonismo e intentar, otra vez, el sorpasso . De locos», expresaba un experimentado dirigente.
Pablo Iglesias llamó a Pedro Sánchez por la mañana y le comunicó su decisión. El presidente estuvo durante el día de ayer junto al presidente francés, Enmanuel Macron, en la ciudad francesa de Montauban en el marco de una cumbre hispano-francesa. No hubo margen para reunirse con sus colaboradores y afrontar el nuevo escenario. El presidente compareció junto a Macron, deseó suerte a Iglesias, le agradeció su trabajo y afirmó que «en los próximos días» tomará las decisiones para facilitar el relevo de Iglesias. El líder de Unidas Podemos había dicho por la mañana que dejaría el cargo cuando arranque la campaña en la Comunidad de Madrid. Esto es el 18 de abril. Pero el presidente transmitió la sensación de querer actuar con más prontitud. Iglesias había ungido ya a sus dos sucesoras. Por un lado, Ione Belarra como ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 y por otro Yolanda Díaz que ostentaría el rango de vicepresidenta segunda desde su actual puesto como ministra de Trabajo.
Ajustes con consecuencias
Sánchez no rechazó esa pretensión. Pero evitó confirmarlo de una manera explícita. En el Gobierno aducen que se trata de una cuestión «formal» porque el presidente es el único que puede nombrar ministros y aunque la cuota de Unidas Podemos la elija Iglesias, debe ser Sánchez el encargado de gestionar los tiempos y solemnizar las decisiones sobre nombramientos. El presidente reconoció que, según el acuerdo suscrito, «hay una vicepresidencia segunda que corresponde a Unidas Podemos» . Algo que se comprometió a respetar. También respaldó a Díaz: «Cuenta con todo mi apoyo». Lo más cerca que estuvo Sánchez de confirmar la cuestión fue al asegurar que «no va a haber ningún problema con eso, no habrá malentendidos, habrá continuidad».
La cuestión, no obstante, está hecha. La propia Díaz lo expresó en sus redes sociales. Los dos relevos generan focos de conflicto que hay que estudiar. Belarra lo es en sí mismo. Como secretaria de Estado bajo el mando de Iglesias ha sido de las voces más duras en los momentos en los que la coalición se ha tensado. Sonadas han sido sus críticas a la ministra de Defensa, Margarita Robles, que no gustaron nada en La Moncloa.
En lo relativo a Díaz, el problema está en que su ascenso a vicepresidenta segunda modificaría los equilibrios en el equipo económicos del Gobierno. Dotándole de un rango mayor que a la vicepresidenta tercera, Nadia Calviño. Y por encima también de la ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero. Queda por resolver cómo se configura ese equilibrio. Es Calviño la que desde su posición dirige la Comisión Delegada de Asuntos Económicos . Sería extraño que quien ostenta la vicepresidencia segunda y participa de ese foro lo haga de forma subalterna de la vicepresidenta tercera. Elevar el rango de Díaz otorgará a sus planteamientos más peso en las discusiones de fondo.
Por tanto, y aunque pueda parecer paradójico, la salida de Iglesias del Gobierno no garantiza una mejor convivencia. Era su relación con Sánchez la que servía para desatascar muchas cuestiones. Por contra, algo muy comentado en el PSOE ayer era la «capacidad de crítica» que Iglesias va a ganar estando fuera del Gobierno. Los equilibrios de la coalición se han visto alterados. El panorama político se ha visto trastocado por las elecciones en la Comunidad de Madrid. Y con el movimiento de Iglesias se ha revolucionado. Ahora el escenario de una legislatura larga hasta finales de 2023 es una apuesta poco fiable. El afán de Iglesias por presentar ya a Díaz como candidata de Unidas Podemos en las próximas generales abona ese escenario. En la parte socialista del Gobierno señalan que «quien no quiere llegar a 2023» es la oposición. Recuerdan que «repartir cartas siempre tiene riesgos». El objetivo es superar la campaña de vacunación y que se deje notar la mejora económica, pero nadie se atreve a poner ya la mano en el fuego por llegar a 2023.
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