Hazte premium Hazte premium

Ramón Pérez Maura - Horizonte

Un debate inútil

Rajoy tuvo una de sus grandes jornadas parlamentarias. Recibió a puerta gayola a todos sus rivales y desarmó uno tras otro

Ramón Pérez-Maura

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Lo más triste del «Día de la Marmota» que vivimos ayer fue el cuestionamiento de la democracia parlamentaria que representó el debate de investidura. Porque la esencia del sistema parlamentario es exponer argumentos con el fin de convencer al contrario. Y este debate de investidura ha dejado claro que aquí nadie estaba dispuesto a ser convencido.

Mariano Rajoy tuvo una de sus grandes jornadas parlamentarias. Fue recibiendo a puerta gayola a todos sus rivales parlamentarios. Y los fue desarmando uno tras otro. Desde decir a Pedro Sánchez que él había entendido ya el significado del no de su «no, no, no» hasta Joan Tardà, al que evidenció al argumentar que para él la democracia es que siempre se haga lo que él diga. Rajoy demostró su cintura parlamentaria frente a la que se emplearon todo tipo de trucos, como el de impugnar Aitor Esteban el receso que impuso la presidenta Ana Pastor después de casi seis horas de debate en las que el candidato no tuvo ocasión ni de ir a miccionar. Pero, aún así, Esteban pretendía que Rajoy aguantara otra hora larga con él a ver si así podía pillarle fuera de juego. Y ni aún así. Rajoy le demostró que el Gobierno vasco ha recurrido a los tribunales contra el central más veces de las que ha ocurrido lo contrario.

Rajoy pudo argumentar reiteradamente que reforzar la democracia pasa por respetar lo que han votado los ciudadanos y recibió de Albert Rivera unas palabras mucho más positivas que las que le dedicó la víspera el portavoz de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta. Pero en su afán de demostrar equidistancias, recibió de su aliado circunstancial la muy relevante puya de que decir que «sería mejor para España un Gobierno con un partido nuevo y un nuevo presidente». Con socios así, no hacen falta enemigos.

El momento más friki de la jornada no llegó de Pablo Iglesias ni aunque empleara un tono mitinero digno de otro lugar. Sin duda lo aportó Joan Tardà que fue capaz de convertir un debate de investidura en un mitin por la independencia de Cataluña. Quizá la presidenta Pastor, todavía poco habituada al sillón, podría haberle cortado citando al probo padre de la nación catalana, Jordi Pujol, y haberle dicho aquello de «Hoy no toca». O no.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación