Los crímenes de la guerra vistos desde el Derecho Internacional
En 1943, Raphael Lemkin acuñó el concepto de genocidio. Joaquín González, el traductor de su autobiografía al español y experto jurista, analiza qué tipo de crímenes se están cometiendo en Ucrania y estima que no casan con el tipo del genocidio. «Esto no atenúa en nada la gravedad de lo que estamos viendo»
John Müller
Churchill se refería a él como «el crimen sin nombre». En julio de 1944, tras leer los primeros relatos de cinco fugitivos del campo de exterminio de Auschwitz, cuatro de los cuales eran judíos, escribió: «No hay duda de que este es el crimen más ... horrible jamás cometido en toda la historia del mundo».
En ese momento, un hombre ya tenía un nombre para describir el delito . Se llamaba Raphael Lemkin, un jurista polaco de origen judío nacido en 1900 en Bezwodne, una localidad que hoy está en Bielorrusia. Fue él quien acuñó el término ‘genocidio’, que creó a partir del griego ‘genos’ (raza, pueblo) y del sufijo latino ‘cide’ (matar).
Lemkin fue vecino de Leópolis , hoy ucraniana y que entonces era polaca. El 15 de marzo de 1921, un estudiante armenio, Soghomon Tehlirian, asesinó de un disparo en las calles de Berlín a Talat Pashá, el ministro otomano que en abril de 1915 cursó las primeras órdenes de exterminio contra los armenios. Cuando comenzó el juicio, Lemkin quedó impresionado por el relato de Tehlirian, que dijo que había actuado para vengar una masacre en su aldea. Decidió abandonar los estudios de Lingüística y dedicarse al Derecho. Los detalles de la persecución de los armenios, tan similares a las represalias sufridas por los judíos en distintos sitios de Europa, le llevaron a pensar que debía existir un tipo penal específico . «Me di cuenta de que el mundo debía adoptar una ley contra ese tipo de asesinatos raciales o religiosos», contó en su autobiografía, titulada ‘Totalmente Extraoficial’.
La importancia del grupo
El traductor de la autobiografía de Lemkin al español y uno de los expertos que mejor conoce su obra es el profesor Joaquín González Ibáñez del Departamento de Derecho Internacional, Derecho Eclesiástico y Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense. Ahora que se vuelve a hablar de genocidio a raíz de los sucesos de Bucha, de Borodianka, de Mariúpol y Kramatorsk, nadie mejor que González para analizar la cuestión. Su juicio es que aún no se dan los requisitos para la calificación del crimen de genocidio , pero advierte: «Esto no atenúa la gravedad de los actos de barbarie y horror que estamos atestiguando».
Los hechos de Ucrania podrían considerarse bajo cuatro tipos penales : crímenes de agresión, de guerra, de lesa humanidad y, eventualmente, genocidio. «La diferencia fundamental es que el genocidio requiere que las acciones anteriores se acometan por parte de los perpetradores con ‘la intención de destruir total o parcialmente un grupo étnico, nacional, racial o religioso’ y con la especial finalidad e intención (dolo especial) contra un grupo específico porque detentan unas características definitorias por su identidad religiosa, etnicidad o nacionalidad».
El concepto de grupo racial, que se manejó originalmente, hoy es inaplicable debido a los estudios genéticos y la antropología que han demostrado que sólo hay una raza humana , el homo sapiens sapiens. Este punto ha sido defendido por juristas como Antonio Cassese y el biólogo Luigi Luca Cavalli-Sforza.
Desde el campo experto se aprecia cierta condescendencia con periodistas y políticos que muy rápidamente recurren al término ‘genocidio’, sin que en rigor se trate de ello. «La utilización generalizada del neologismo inventado por Lemkin es sinónimo del reconocimiento de su importancia y su existencia en la historia de la humanidad», dice González Ibáñez. Matanzas, persecuciones y hasta limpiezas étnicas pueden no cumplir el tipo penal «pues las víctimas de genocidio son sólo aquellas personas perseguidas exclusivamente por su vinculación nacional, religiosa o étnica y que han sufrido el ataque con la voluntad e intención específica de acometer su destrucción, y la clara identificación y prueba de esta voluntad de los perpetradores es imprescindible para la determinación del crimen de genocidio».
«Lemkin en su autobiografía explica con detalle el genocidio contra los españoles y portugueses en Japón en el siglo XVII»
De hecho, se pueden cometer genocidios sin matar a nadie . La Convención sobre este delito establece cinco acciones y sólo tres de ellas pueden suponer la pérdida de vidas: matanzas, lesiones graves de índole física o mental y sometimiento intencionado a condiciones de existencia que pueden acarrear su destrucción física, total o parcial. Pero hay dos que se desmarcan de este criterio: las medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo (por ejemplo, programas de esterilización forzosa ) y el traslado por la fuerza de niños a otro grupo. La gravedad de este último acto, explica González, «reside en la intención de desenraizar a los niños de su comunidad cultural originaria, geográfica y de su núcleo familiar».
Por otra parte, así como muchos crímenes no son genocidio , hay otros episodios históricos, poco conocidos, que sí lo son. «Por ejemplo, Lemkin en su autobiografía, describe con detalle y muestra la correspondencia del embajador de España para explicar el genocidio contra españoles y portugueses en Japón en el siglo XVII. Pero también hay cientos de libros que califican las masacres de dos millones de víctimas cometidas por los jemeres rojos como genocidio y, sin embargo, solo hubo técnicamente genocidio contra los monjes budistas, y el grupo étnico de la minoría musulmana Cham y los grupos étnicos vietnamitas. No existe en derecho internacional el ‘autogenocidio’, o genocidio político, salvo en Colombia que, en el año 2000 con creatividad jurídica pero con heterodoxia legislativa, adoptó y está vigente en su código penal el ‘genocidio político’».
Nuevo orden
La alta tecnología tiene una doble faceta. Por un lado puede alterar la percepción de los hechos, pero también puede ser un factor de clarificación. «Un método sencillo pero efectivo, como ha mostrado ‘The New York Times’ con el proceso de verificación de imágenes satelitales y terrestres en la localidad de Bucha , ha permitido rechazar incontestablemente la teoría rusa de la ‘masacre teatralizada’ por los ucranianos», dice González. Además, Interpol y Europol han diseñado con tecnología avanzada sistemas de validación de pruebas y en la Corte Penal Internacional (CPI) existe uno de evaluación de testigos, material probatorio, con análisis técnicos y procesos de revisión muy estructurados cuyo objeto es validar y autenticar las fuentes para que las pruebas sean relevantes en los juicios . Este sistema ha sido liderado por un jurista español, Xabier Agirre Aranburu, responsable de la sección de análisis de la Fiscalía de la Corte Penal Internacional.
Hay un cuarto crimen del que se habla poco y es el de agresión. González explica: «Hoy forma parte de la competencia del Tribunal Penal Internacional tras la reforma que tuvo lugar en la conferencia de Kampala de 2011. En julio de 2018 se activó la competencia del Tribunal Penal Internacional sobre este delito, pero no se ha abierto ningún caso, y por tanto no ha habido ninguna condena». Pero el delito está ahí y Vladímir Putin y el alto mando ruso podría haber incurrido en él .
Pese a ello, González cree que hoy «no existe otra posibilidad» más que negociar con Putin, porque este «no desaparecerá de la escena en el corto plazo». «La situación exige encontrar acuerdos que conduzcan a escenarios que pongan fin a las hostilidades, limiten el daño de la guerra, especialmente la pérdida de vidas humanas, garantizar el retorno de los refugiados en cuanto sea posible su seguridad, y también limitar la destrucción física del país».
«Luego, el contexto del nuevo orden internacional que surgirá, la desaparición de la globalización tal y como la conocíamos, y el cambio de la realidad económica, política y energética definirá también los futuros interlocutores para seguir negociando y conformando los nuevos equilibrios internacionales en Europa y el mundo».
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