Cospedal desmarca al PP de la Kitchen: «Las labores policiales son policiales»

En calidad de investigada, Cospedal se ha sometido a las preguntas del juez Manuel García Castellón , que ha llevado el peso del interrogatorio, la Fiscalía Anticorrupción y su propia defensa en una sesión que se ha prolongado cerca de dos horas y durante la que ha insistido en que contra lo que apuntan las agendas del comisario José Manuel Villarejo y la tesis que sustenta su imputación , ni era de interés para el PP sustraer documentación a Bárcenas ni supo nunca nada de la operación Kitchen.

Según informan en fuentes jurídicas presentes en la declaración, Cospedal, serena y contundente, ha afirmado que ella por el Ministerio del Interior no puede hablar, pero por el PP sí responde y «no tenía interés en ninguna información» que pudiera tener Luis Bárcenas. Se ha mostrado convencida, de hecho, en que todo es una mentira del extesorero, incluida la existencia de supuestos audios comprometedores de Mariano Rajoy y Javier Arenas.

En este sentido, ha recordado que dio un ultimatum a Bárcenas para que recogiese sus cosas de la sede del PP o irían a la basura. Se trataba de una veintena de cajas donde ahora dice el extesorero que estaban esos audios. Cospedal ha utilizado este argumento para defender que de haber querido quitarle documentación, lo podrían haber hecho en la sede , donde las cajas permanecieron casi dos meses, pero el PP «no tenía necesidad» de arrebatarle nada ni adoptó ninguna medida al respecto.

También ha cuestionado la teoría de Bárcenas sobre la existencia de interlocutores con el PP, pues no le consta, conforme ha declarado, que en 2012 el partido situase a ninguna persona en esa posición: ni Alfredo Prada, que es el nombre que anotó en sus agendas el comisario José Manuel Villarejo; ni Javier Sánchez Lázaro, como dice el extesorero. Y de Javier Iglesias, al que también señaló Bárcenas como vía de negociación, lo mismo: le conoce como abogado, pero no le reconoce esa interlocución.

En cuanto al papel que se le imputa en la captación del principal confidente de la trama, el chófer de Bárcenas, Sergio Ríos , a través del comisario de su confianza Andrés Gómez Gordo ; Cospedal ha llegado a cuestionar que se pudiese llegar a esa conclusión cuando además, el propio policía ha negado ante el juez haber comentado este asunto con ella.

Conforme ha señalado, conocía a Gómez Gordo pero no despachaba con él y jamás trataron del tema . Tampoco le dijeron nada el entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a quien ha definido como una persona «injustamente tratada»; ni el que era su secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, ambos investigados. No le consta, además, si ellos sabían o no de la Kitchen y si despachaban o no sobre el tema entre ellos o con Mariano Rajoy.

Ha insistido, en todo caso, en que quienes han reconocido la captación de Ríos o hitos de la Kitchen como el allanamiento en un estudio de la mujer de Bárcenas de lo que hablan es de asuntos policiales . De nuevo, «nada que ver con el PP» y nada de lo que ella tuviese ningún conocimiento.

En cuanto a sus contactos con Villarejo, Cospedal ha reconocido que conoció al comisario José Manuel Villarejo porque les presentó su marido, el también investigado Ignacio López del Hierro. Según le dijo, tenía muy buenas relaciones con los medios de comunicación y Cospedal acordó recibirle porque su interés era saber de dónde procedía «la campaña» que, percibía, había en prensa contra ella y contra el partido así como filtraciones sobre asuntos judicializados.

Quería saber además si el PP estaba siendo objeto de espionajes, conclusión que infirió de una declaración del entonces ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba en una sesión de control al Gobierno en el Congreso en 2009, cuando en un aparte se dirigió a un diputado popular y le dio a entender que lo sabía «todo de todos». Según su declaración, este era el interés que tenía en hablar con Villarejo y en ningún momento en la ecuación entraba Bárcenas.

Cospedal ha reconocido que en total, después de aquel primer encuentro mantuvo «tres o cuatro» reuniones a solas con el comisario, siempre en la sede de Génova, a la que Villarejo entraba por el garaje y que califica de «sociales», es decir, no eran encuentros de trabajo.

Asegura que nunca le encargó nada ni personalmente ni en nombre del PP, nunca le pidió nada, Villarejo nunca elaboró ningún informe para ella o el partido y nunca medió dinero, por lo que no se explica por qué el polémico mando policial dejó anotaciones en sus agendas que pudieran indicar lo contrario.

Bárcenas, según ha asegurado, no era el foco de las conversaciones, que se producían a instancias del propio Villarejo cuando contactaba o con su jefe de gabinete José Luis Ortiz -igualmente imputado y citado este miércoles- o con su secretaria. Le recibía esperando que le facilitase información sobre los mencionados asuntos que dice, eran de su interés, pero asegura que nunca le llegó a contar nada que ella no supiera de antemano .