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Corrupción sin límites a la sombra de los Molinos

La exalcaldesa juzgada pasó de criar conejos a millonaria en unos años

María Victoria Pinilla, exalcaldesa de La Muela
Roberto Pérez

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El pasado miércoles vio la luz la sentencia de la «operación Molinos», la macrocausa de corrupción de La Muela (Zaragoza). Tras un enrevesado y accidentado proceso judicial que ha durado más de diez años, la exalcaldesa María Victoria Pinilla y otros seis procesados recibían el fallo de la Audiencia Provincial de Zaragoza. A Pinilla, considerada la cabecilla de la trama corrupta, le han impuesto 16 años de cárcel por once delitos, además de condenarla a pagar 8,45 millones de euros en multas . Junto con los otros seis condenados, también tendrá que indemnizar al Ayuntamiento con 1,3 millones de euros.

Hace tres años ya fueron condenados otra veintena de imputados en la «operación Molinos» , una trama que hunde sus raíces en los años 90 y que convirtió a La Muela en un pueblo de récord: nunca un municipio español tan pequeño había sido escenario de un caso de corrupción con tantos imputados –41 inicialmente, aunque parte salieron indemnes- y con cifras de fraude tan desorbitadas.

En La Muela el viento sopla a lo grande. De ahí que su paisaje esté dominado por cientos y cientos de aerogeneradores, y de ahí que los investigadores bautizaran el caso como «operación Molinos».

Coartada para gastar

Esa próspera estampa eólica sirvió de coartada para explicar, durante años, el desenfrenado gasto público del ayuntamiento regido por Pinilla para ganarse el favor del pueblo. Luego se supo que, en realidad, eso formaba parte del decorado fabricado mientras la trama de corrupción iba extendiendo sus tentáculos al calor del urbanismo, de múltiples obras públicas y de un acelerado despegue residencial –La Muela pasó de 800 a 5.000 habitantes en veinte años–. Y todo eso mientras la familia de la alcaldesa amasaba una fortuna que, según se apuntó durante el proceso judicial, llegó a incluir una villa en la República Dominicana, otra en la exclusiva urbanización gaditana de Sotogrande, pisos en Madrid y en Manilva (Málaga) y un tren de vida de órdago . Nada que ver con el humilde pasado de Pinilla y con la modesta granja de conejos de la que vivía junto a su marido antes de entrar en política. María Victoria Pinilla tomó las riendas del Ayuntamiento de La Muela en 1987, en sustitución de su primo Carmelo Aured –también condenado en esta causa–, y se mantuvo en el cargo durante 24 años, hasta las elecciones municipales de 2011.

La Justicia ha entendido que la cabecilla practicó la corrupción en familia y que, por tanto, en familia debe purgarse. Por eso, el proceso se ha saldado con condena grupal a la «dinastía» Pinilla: junto a ella han sido condenados –aunque con penas sustancialmente inferiores– sus tres hijos, su exmarido, un primo y una hermana. Las multas impuestas a todos ellos suman más de 20 millones.

El desenfreno alimentado con dinero público fue tremendo aquellos años en los que empezaba a cundir el «boom» inmobiliario . El Ayuntamiento de La Muela dedicaba fondos a subvencionar vacaciones a sus vecinos, escapadas a múltiples destinos, incluso al extranjero. Hubo viajes al Caribe, a Brasil o a Argentina. Por ejemplo, el que organizó a Argentina para un centenar de vecinos le costó medio millón de euros al Consistorio.

Becas, autobuses...

También se repartían becas de estudios, se subvencionaban los billetes de autobús para poder ir a diario a Zaragoza –el término municipal de La Muela limita con el de la capital aragonesa– y se hacían faraónicas obras públicas para una localidad que, en aquellos años, apenas llegaba a los 2.000 habitantes. Fue por entonces cuando el Ayuntamiento construyó tres museos de temática inconsistente pero con instalaciones a lo grande: Museo de la Vida, Museo del Aceite y Museo del Viento. También se levantó con inusitada rapidez una flamante plaza de toros que en 2002 fue inaugurada con un concierto de Julio Iglesias , contratado por la alcaldesa tirando de generosa chequera municipal. El polideportivo público que levantó también se diseñó con lujo, y se dotó al pueblo de un gran «zoo», el mayor de Aragón, con cientos de animales y una factura imposible de soportar.

Todo ese faraónico decorado se desmoronó cuando, en marzo de 2009, la Guardia Civil entró en el Ayuntamiento de La Muela y llegaron las detenciones en batería por una investigación, la «operación molinos» que había arrancado año y medio antes. Se comprobó que el dinero había engordado bolsillos, pero esquilmado las arcas municipales . Se destapó un enorme agujero en las cuentas del Consistorio, que el equipo que sucedió a Pinilla llegó a cifrar en 33 millones de euros en el año 2011, entre deudas con los bancos, facturas impagadas y deudas con Hacienda y con la Seguridad Social.

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