La coalición sobrevive en mitad de una crisis que pone a prueba el pacto
El convencimiento de Sánchez e Iglesias del pacto es la razón que garantiza su existencia
Con 600.000 votos menos que en abril y la mitad de escaños que tan solo cuatro años antes, en sus primeras elecciones, Pablo Iglesias estaba tranquilo. Las elecciones del 10-N constataban un nuevo retroceso para Unidas Podemos. Pero ... mayor había sido el golpe para el PSOE . Lejos de haber mejorado sus resultados, la repetición electoral dejó a los socialistas con más de medio millón de votos menos y tres escaños por debajo del mes de abril. Entre los dos habían retrocedido diez.
Ciudadanos desaparecía como alternativa pero el PSOE, después de meses orientando su discurso en busca de esos votantes, era incapaz de atraerlos a su causa. Así, las tesis de Iglesias se abrían paso: si el PSOE quería evitar cualquier tipo colaboración con el PP, cuestión garantizada con Pedro Sánchez al mando, solo quedaba esa opción para los socialistas.
En la mañana del 11 de noviembre Iván Redondo , jefe de Gabinete del presidente, se ponía en contacto con Pablo Gentili, jefe de Gabinete de Iglesias. Es el presidente del Gobierno quien toma la decisión y su hombre de confianza ejecutó . En el PSOE, donde siempre se le ha mirado con recelo, señalan a Redondo por el fiasco de la repetición electoral. Un pacto rápido con abrazo incluido zanjó cualquier debate .
Carta blanca
Un día después de las elecciones, el 11 de noviembre, Pedro Sánchez reunió a la Ejecutiva del PSOE y se garantizó que le otorgasen carta blanca para negociar la investidura. En esa reunión no desveló a la dirección de su partido que el pacto se estaba ya cocinando. Ambos líderes mantuvieron un encuentro esa tarde en La Moncloa en el que Sánchez no esperó a que Iglesias le presionase con la coalición que durante meses había rechazado.
Nada más empezar le dijo que compartirían el Gobierno. Los dos encargaron después a Adriana Lastra e Irene Montero que redactasen un borrador básico con los ejes del acuerdo. Pasado el mediodía del 12 de noviembre, menos de 48 horas después de conocerse el resultado electoral, ambas partes escenificaban el acuerdo en el Congreso. Aquello no fue solo una fotografía. El pacto tardaría semanas en cerrarse, pero ambos se comprometían a atornillarse a la silla sin más opción que ese acuerdo.
Casi todos los protagonistas de esa instantánea estarían llamados a responsabilidades clave en la legislatura. Cuatro de los integrantes de Unidas Podemos acabarían en el Consejo de Ministros. También el líder de los comunes en el Congreso, Jaume Asens , hombre clave de Podemos con el independentismo, se convertiría en el presidente del Grupo Confederal. Y la portavocía recaía en Pablo Echenique .
Por parte del PSOE el foco del acto que recaía en Adriana Lastra . La portavoz, junto a su número dos en el Congreso, Rafael Simancas , gestionan un grupo parlamentario obligado a acuerdos constantes. Pero no es menor la presencia de dos figuras que, en el marco parlamentario, aparecían fuera de su hábitat. Redondo como principal asesor del presidente y Félix Bolaños , quien es de facto el número dos en el complejo de La Moncloa.
La composición del Gobierno semanas después reforzaría las atribuciones de ambos. En el aniversario de esa repetición electoral, de la negociación exprés y de la imagen que encabeza la coalición sobrevive. Pero su proyecto se ha visto arrumbado por una pandemia que originaría una crisis económica cuyo impacto inmediato no tiene precedentes en tiempos de paz.
Prolongar el mandato
La casualidad hace que en pleno aniversario el Gobierno vaya a superar el debate de las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos. En el Ejecutivo ya dan por hecho su aprobación. Algo que garantiza poder terminar la legislatura. Quienes conocen al presidente aseguran que la crisis económica le animará a prolongar el mandato en busca de mejores condiciones. Aparcando cualquier tentación de volver a las urnas.
Durante estos meses las tensiones han sido constantes . Los bandos en el Gobierno están definidos. Con Podemos acumulando enfrentamientos con gran parte de los ministros socialistas.
Pero no hay alternativa. La relación directa entre Sánchez e Iglesias es recurrente como forma de resolver los conflictos. Dejando para el olvido los mecanismo creados entre las dos partes. En la práctica, el convencimiento de los dos líderes sobre que el pacto es, por ahora, lo que lo mantiene vivo. Para La Moncloa, el balance es positiv o: «El Gobierno, y en concreto el PSOE, es lo único sólido en este momento».
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