Caso Déborah Fernández: 35 muestras de ADN para cotejo de inocentes

Treinta y cinco personas -amigos y familiares de la víctima- pasaron por las dependencias policiales y donaron una muestra de ADN mitocondrial. Fue una toma de muestras para cotejo de inocentes, es decir, para descartar que esos donantes (voluntarios) guarden relación con los dos códigos genéticos distintos hallados en el crimen, ambos sin autor: uno en el semen encontrado en el cuerpo de Déborah (la mujer apareció el 1 de mayo de 2002 en O Rosal) y el otro extraído de un pelo que estaba sobre su cadáver.

La diligencia, como informó ABC.es, fue autorizada por la juez de Tui tras solicitarla la familia de la víctima. Los investigadores del caso, de la Sección de Homicidios y Desaparecidos, se desplazaron desde Madrid para estar presentes en la misma. Cada 15 minutos había sido citada una persona y la toma de muestras continuaba a media tarde de ayer.

Entre esas personas se encontraba la madre de la víctima, Rosa Neira, quien manifestó a su salida de la comisaría su esperanza de que se agilicen los tiempos del análisis de estas pruebas, dado que el plazo de prescripción del crimen se aproxima, informa Ep.

Neira lamentó la lentitud con la que se están resolviendo las diligencias y puso como ejemplo los resultados de los estudios biológicos realizados a partir de la exhumación del cadáver de Déborah, el pasado mayo, que todavía no han sido notificados.

La madre reconoció que todo este proceso, que se inició hace casi 20 años, con un archivo judicial de por medio y una reapertura a finales de 2019, «es agotador». «Llevamos 20 años esperando (...), pero somos marineros y seguiremos remando», dijo.

Por su parte, la hermana de Déborah, Rosa Fernández-Cervera, explicó que esta toma de muestras de ADN, para la que fueron citadas, además de su madre, personas del entorno de la joven fallecida, «servirá para descartar». Se trata de ADN mitocondrial, no nuclear, de forma que sirve para eliminar sospechosos pero no para identificar al autor al que se busca desde hace dos décadas y que no figura en las bases de ADN policiales.

En su día tampoco se pudo obtener material genético suficiente de la cuerda hallada en el escenario del crimen, preparado según los investigadores. La hermana de Déborah reiteró su deseo de que todas las pruebas pendientes se puedan hacer «a tiempo», antes de la prescripción del caso (entre abril y mayo del año que viene) porque, de lo contrario, «no servirían de nada». «Parece que al juzgado no le preocupa el plazo de prescripción».

La familia concede más valor a estas pruebas genéticas -a partir de la toma de muestras de ayer- que los investigadores, dado que como se ha dicho sirven para eliminar candidatos no para llegar hasta el autor mientras la amenaza de prescripción pesa cada día sobre unos y otros.

El juzgado ha optado por autorizar prácticamente todas las diligencias que se le solicitan antes de que llegue ese temido plazo de mayo. Entre ellas, la investigación de diferentes vehículos que fueron vistos en la zona en la que desapareció Déborah y en la que se halló su cuerpo días después.