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Casals reunió a González y Rodríguez Sobrino el día antes de la operación

La cita se produjo por la mañana en un salón de la habitación del hotel del presidente de «La Razón» y Eloy Velasco autorizó que fuera controlada

Ignacio González trasladado a la Audiencia Nacional EFE

PABLO MUÑOZ / CRUZ MORCILLO

El presidente de «La Razón», Mauricio Casals , que fue investigado en el operación Lezo aunque luego se sobreseyó provisionalmente el asunto respecto a él, reunió a Ignacio González , expresidente de la Comunidad de Madrid, y a Edmundo Rodríguez Sobrino , consejero de ese diario -ambos encarcelados ahora-, justo la mañana anterior a la de las detenciones, realizadas el pasado 19 de abril.

Los asistentes dieron una gran importancia a esa cita, como lo demuestra el hecho de que el expresidente madrileño anuló una visita al oftalmólogo -tenía previsto someterse a una intervención quirúrgica por problemas de visión- para poder asistir. El encuentro se celebró en un salón de la habitación del conocido y céntrico hotel en el que se aloja Casals cuando está en Madrid.

La secuencia que acabó con la celebración de esta reunión se remonta al pasado 13 de marzo, con Manuel Moix recién llegado a la Fiscalía Anticorrupción y contra el Crimen Organizado. En ese momento debía decidirse si se solicitaba al juez Eloy Velasco la prórroga de las intervenciones telefónicas a los investigados, como pedían la UCO de la Guardia Civil de acuerdo con los fiscales del caso, o por el contrario se consideraba que esa medida llevaba ya demasiado tiempo y era necesario poner fin a esa situación.

Discusión técnica

Moix era partidario de esta segunda opción y así se lo hizo saber a los fiscales Carlos Yáñez y Carmen García Cerdá , que se opusieron frontalmente a esa medida. No solo por las razones esgrimidas por la Guardia Civil, que consideraba que esos teléfonos aún tenían que dar más de sí, sino porque ya estaba fijada la fecha de la operación, el 19 del mes siguiente, y la mejor forma de tener controlados las horas anteriores a los objetivos era, precisamente, a través de sus móviles.

La discusión técnica entre el jefe de Anticorrupción y los dos fiscales derivó en un acuerdo de mínimos: Moix aceptaba la petición de prórroga de las escuchas pero solo durante un mes, aunque de esa forma se perdería parte de su eficacia, al menos en lo que respecta a las localizaciones de los que iban a ser arrestados. En cualquier caso, el escrito de los fiscales a Eloy Velasco cumplió fielmente las instrucciones recibidas y fue en ese sentido.

Sin embargo, hubo un elemento con el que nadie contaba. Probablemente después de haber pedido opinión a los responsables de la investigación, el instructor decidió prorrogar las escuchas, aunque en lugar de por un mes, como solicitaba la Fiscalía, por mes y medio. Por supuesto, los investigadores de la UCO cumplieron fielmente el mandato del magistrado.

Comportamiento extraño

Durante los primeros 30 días de prórroga de las intervenciones telefónicas los móviles estuvieron prácticamente mudos, sin que se obtuvieran datos relevantes para las investigaciones. Era un indicio más de que los sospechosos podían haber recibido alguna confidencia de que estaban siendo controlados. A partir del 14 de abril, sorprendentemente, la situación cambió y las personas más relevantes investigadas comenzaron a hablar con más tranquilidad.

Fue de esta forma como los investigadores conocieron que Mauricio Casals se iba a reunir con Ignacio González y Edmundo Rodríguez Sobrino, el hombre del Canal en Iberoamérica y también persona de la máxima confianza de los otros dos asistentes. La cita se haría en el lujoso hotel en el que se aloja el presidente de «La Razón» cuando está en Madrid, situado a no mucha distancia del Congreso de los Diputados.

Dificultades técnicas

Con todos los datos sobre la mesa, el juez instructor autorizó que los investigadores controlaran la reunión y estos realizaron gestiones en el establecimiento hotelero para saber si Casals había alquilado algún reservado. El resultado fue negativo, porque según supieron más tarde el enigmático encuentro se haría en un salón que tiene la habitación del presidente de «La Razón» .

Esta circunstancia planteaba dificultades técnicas para la operación, ya que la hora y el lugar exacto solo se conocieron el día anterior a la cita y además el lugar donde iba a celebrarse era bastante complicado para conseguir un acceso discreto al mismo. Aun así, los especialistas del Instituto Armado pudieron instalar los dispositivos correspondientes, aunque en lugares poco adecuados, como se comprobaría posterioremente.

Las grabaciones obtenidas del encuentro, en efecto, son de muy mala calidad aunque están siendo tratadas en los laboratorios correspondientes de la Guardia Civil para limpiar el sonido y se espera que este trabajo pueda dar resultado. Los asistentes a la reunión fueron preguntados en su declaración judicial el objeto de esta entrevista, lo suficientemente importante como para que González decidiese anular su cita con el médico. Mauricio Casals, en el ejercicio de su derecho de defensa, comentó con cierta ironía que hablaron de asuntos de hombres.

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