«Cariño, nos lo robaron todo, menos el anillo de bodas que escondí»
Emocionada y nerviosa, Silvia Albés, esposa de Pablo Costas, relata esta anécdota que le contó su marido sobre cómo los piratas se llevaron todo lo que tenían los marineros antes de pagarse el rescate para la liberación del «Alakrana»
Los familiares de los tripulantes secuestrados cuentan las horas para el reencuentro. Así, el aeropuerto de Peinador en Vigo se convirtió hoy en el punto de partida hacia Puerto Victoria, donde la esposa de Pablo Costas, Silvia Albés; la de Manuel Antonio Pérez, Mónica Yañez; ... la de Joaquín Fernández, Belén Costas; y la hija del patrón Ricardo Blach, Cristina, entre otros miembros, esperaran a pie de dársena la tan esperada llegada del «Alakrana».
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Minutos antes de partir hacía Madrid, donde les espera un vuelo directo a las Seychelles, Silvia contaba una de las últimas anécdotas que deja las pesadilla de 47 días. En su última conversación con Pablo, contó como este le explicó que los piratas se lo habían llevado todo. «Cariño todo menos el anillo de boda, que tuve que esconder para que no me lo quitasen». Como el resto de los familiares, la mujer de Costas no ocultó su emoción ante el inminente reencuentro. Nerviosa relataba que no sabía nada sobre el viaje: «Nos llamaron ayer bastante tarde para decirnos la hora del vuelo que salía de Vigo. Iremos a donde nos lleven», confesó. Según pudo confirmar su esposo le transmitió el nerviosismo del resto de sus compañeros ante «la idea de volver a ver a sus seres queridos».
Todos ellos coincidieron en la sala de embarque con el relevo del Alakrana, en total catorce marineros gallegos que partieron horas más tarde, en su caso hacia Paris. Dos de ellos, familiares de los secuestrados, Antonio Costas y Jesús Dacosta, lo harán el lunes tras poder abrazar a sus hermanos. Tranquilos y relajados, confesaron que con seguridad a bordo ya no es lo de antes. El capitán de la próxima marea, Agustín Freire, llamó la atención sobre la necesidad de adaptarse a la nueva situación . «No cabe duda de que el plus de seguridad es importante en estos casos. Si bien, después de todo lo que ha pasado tengo que confesar que el miedo se queda en el cuerpo». Sin otra alternativa, comenta, «esto es lo que hay». Preguntado por como se queda la familia después de lo ocurrido, afirma que «están acostumbrados y que en el caso de pequeña no es consciente».
En cuanto a que el llevar seguridad privada a bordo pueda llegar a ser contraproducente, aseveró que es una realidad. «Los barcos franceses están amenazados desde que han subido militares. No cabe duda de que en caso de que se abriera fuego contra los piratas desde algún buque, estos tomaran represalias». Por último espera coincidir con sus compañeros a su llegada a las Seychelles, y reconoce que tiene muchas ganas de «darles un fuerte abrazo».
Tampoco las tiene todas consigo el engrasador del barco, el cangués Manuel Nantes quien apuntó que «a lo mejor la peligrosidad también aumenta al tener personal armado a bordo» . En su opinión, este tipo de iniciativas resuelven de manera temporal el problema de la piratería pero mantuvo que «el Gobierno debería de encontrar soluciones permanentes».
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