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Caso Morate

Bridas asesinas junto a la cama

Cinco días después de desaparecer las mujeres, la Policía halló efectos del crimen en el dormitorio del sospechoso

El 14 de agosto de 2015, Sergio Morate es detenido en Rumanía por el doble crimen de Cuenca EFE
Cruz Morcillo

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Una bolsa de plástico en el suelo, a los pies de la cama del dormitorio de Sergio Morate . Al abrirla, las caras de la comisión judicial cambian: en el interior hay un paquete de bridas, dos paquetes de bolsas de basura, un rollo de cinta americana de la marca «Bricotoro» y un cortafríos. Son las cinco y cuarto de la tarde del 11 de agosto de 2015 y desde cinco días antes nadie sabe dónde está Morate ni su exnovia, Marina Okarynska, ni Laura del Hoyo, la amiga de ésta. Al ver esos objetos casi todos los que estaban participando en el registro del piso de la familia Morate Garcés en Cuenca debieron de aventurar el final que aguardaba.

La Policía Científica dejó claro –estaban presentes los padres de Morate– que el objetivo era buscar huellas y sangre en paredes y suelo, según consta en el acta de entrada y registro. Marina y Laura habían contado la tarde del 6 de agosto que iban a casa de Morate para recoger pertenencias de la primera; la última persona con la que habló Marina por teléfono fue con él y un vecino la reconoció a la puerta de ese edifico en la urbanización Ars Natura donde vivía la familia. Fue la última persona que vio con vida a las dos mujeres.

Un guía canino con su perro «Brutus» también participó en el registro. El primer lugar donde se miró fue el dormitorio porque la familia contó que Sergio pasaba allí muchas horas. Tantas como para tener cinco ordenadores portátiles , tres de ellos sin disco duro, y otros ocho discos duros.

En la exhaustiva diligencia, el rastro de Marina y el motivo por el que subió a esa casa, seguramente después de pensarlo mucho, aparece por todas partes. Ella y Morate vivían con los padres de Sergio en esa casa, en otro dormitorio de matrimonio en el que el novio abandonado conservaba la mayoría de pertenencias de la chica (habían convivido casi cinco años). En el acta se recoge hasta una factura del dentista en la que consta que Marina tenía dos implantes hechos en 2014. Sus pulseras, pintalabios, anillos, fotos familiares, ropa, zapatos de verano y botas de invierno se reparten por el armario y la cómoda. Allí se quedaron.

Sin restos humanos

Ni en el piso ni en el trastero al que se entró casi tres horas después encontraron restos humanos. «Brutus» no marcó nada anómalo. Entonces no se sabía que Marina y Laura murieron por asfixia mecánica . A su exnovia la asfixió con una brida comprada para ese fin; a Laura la golpeó en el pómulo y luego la estranguló cuando la joven intentó huir del piso.

El 21 de octubre, cuando Morate llevaba ya más de un mes encarcelado se volvió a registrar ese piso. Entonces, con una mecánica del crimen ya más o menos clara la recogida de huellas y vestigios se centró en las puertas, pomos, paredes y suelo. Del perchero de la entrada los agentes se llevaron unos guantes negros de goma guardados en un bolso. De una alacena recogieron tres botellas de plástico. «Las botellas tienen la forma de la Virgen de Lourdes y así consta inscrito en la base de las mismas», se lee en el acta. La misma inscripción de la garrafa recogida en la tumba. Tenía en la boca ADN de Morate.

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