Los restos son «inequívocamente» humanos, según Toxicología
El último informe sobre los huesos identifica 17 grupos fragmentarios de huesos y 12 coronas dentarias completas
D. D. / F. J. P.
No cabe la más mínima duda. Los restos óseos y dentarios recogidos en la hoguera que José Bretón, el padre de los hermanos desaparecidos , hizo el 8 de octubre de 2011 en la finca de Las Quemadillas, pertenecen a dos personas de unos 6 ... y 2 años, la misma edad de los menores. Así aparece recogido en el informe preliminar elaborado por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses, dependiente del Ministerio de Justicia, al que ha tenido acceso ABC.
Los facultativos, en colaboración con expertos externos de la Universidad Complutense, que han analizado los huesos son rotundos. Las piezas analizadas son «inequívocamente» humanas. Y, si bien aún resta por aportar los resultados del estudio de ADN, al juez que instruye la causa , este informe le vale para acusar a Bretón.
El trabajo de Toxicología se ha desarrollado entre el 27 de agosto y el 3 de septiembre pasados, siete días en los que los peritos de la Escuela de Medicina Legal de la Complutense de Madrid han analizado unos 200 restos de huesos, además de ocho dientes —cinco de ellos incompletos— y varios fragmentos de coronas y raíces dentales.
El informe recoge que las muestras examinadas «habían sufrido la acción directa del fuego durante un periodo prolongado de tiempo. Todos estaban carbonizados o calcinados. Esto implica que alcanzaron altas temperaturas, entre 650 y 800 grados». Precisamente, la acción de las llamas ha sido la que ha determinado «el estado y el grado de conservación de los restos», Y parece claro que los más frágiles —los que pertenecen a un individuo «más inmaduro»— son los que han sufrido un deterioro mayor.
Las muestras se han clasificado en dos grupos. Por un lado, están los fragmentos no reconocibles. «En ellos, el fuego ha destruido o deformado las estructuras hasta convertirlas en irreconocibles por los especialistas».
«Conclusión: no pueden ser de animales»
Por otro lado, y estos son los importantes, están los reconocibles. De los óseos, se han identificado diecisiete grupos fragmentarios, y de los dentarios, doce coronas «completas o lo suficientemente completas como para ser clasificables». Y todos, absolutamente todos, «pertenecen a seres humanos, sin ningún tipo de duda. Por su tamaño y su morfología no pueden corresponderse con roedores o herbívoros», señala el informe.
En cuanto a los molares, premolares, incisivos y caninos conservados, «todos son gérmenes dentarios, esto es dientes en desarrollo, incluidos (y protegidos) por el maxilar». Posiblemente, por ello no se destruyeron.
Así, lo que queda claro es que los restos que se recuperaron de entre las cenizas de la hoguera «pertenecen a dos individuos diferentes, uno claramente en torno a los seis años, y otro que presentaba un grado de maduración menor, en el que los indicios existentes sitúan en torno a los dos años».
Esta estimación se establece, fundamentalmente, por las características de cuatro astrágalos (huesos cortos que forman parte del tarso de los pies). Cada pareja se corresponden con dos seres humanos distintos.
Lo que no se ha podido determinar es el sexo, patrón ancestral ni estatura, ni se han encontrado indicios «sobre la posible causa de la muerte». «Lo que sí se documenta es que un elevado número de fragmentos óseos presentan líneas de fractura concéntricas, características de cremación de un cadáver con partes blandas ».
Toxicología corrobora así el informe pericial emitido por el doctor Francisco Etxeberría Gabilondo, que realizó a petición de la familia materna de los hermanos, después de que un primer análisis de los restos, efectuado por la Policía Científica, concluyese que los huesos eran de animales.
Ratifica, además, otro tercer informe encargado por el Gobierno a José María Bermúdez de Castro. El estudio de Etxeberría insistía en que en la hoguera había restos de al menos dos menores de entre dos y seis años de edad. El realizado por Bremúdez de Castro, precisaba que había dientes de un menor de seis años.
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