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Benach amenaza con «crisis de Estado» si se recorta el Estatuto

I. ANGUERABARCELONA. El fracaso del último recurso de la Generalitat para «reequilibrar» las fuerzas en el Tribunal Constitucional (TC) a favor del Estatuto ha puesto en pie de guerra a la clase

I. ANGUERA

BARCELONA. El fracaso del último recurso de la Generalitat para «reequilibrar» las fuerzas en el Tribunal Constitucional (TC) a favor del Estatuto ha puesto en pie de guerra a la clase política catalana, encabezada esta vez por el presidente del Parlamento autonómico, el republicano Ernest Benach. El Estatuto es «un pacto de Estado entre las Cortes y el pueblo de Cataluña», y, por tanto, «modificar parte de su articulado o restringir su interpretación supone una crisis de Estado de consecuencias imprevisibles», dijo ayer Benach.

El presidente de la Cámara, la segunda autoridad institucional de Cataluña, mostró así, en toda su crudeza, la oposición frontal del tripartito a cualquier recorte o reinterpretación del texto, y advirtió de que «el pueblo de Cataluña» no puede aceptar que el propio Estado modifique de forma unilateral ese «pacto de Estado» con los catalanes. Para Benach, la situación creada por la recusación del magistrado Pablo Pérez Tremps «va en contra de los intereses de Cataluña».

El presidente de la Generalitat, José Montilla, no fue tan amenazante en su reacción, pero insistió en que su gobierno no se quedará de brazos cruzados ante lo que el tripartito tacha abiertamente de agresión. Montilla rechazó especificar medidas concretas, pero aseguró que tiene un «plan B» por si el Constitucional rechaza el Estatuto. En cuanto a la supuesta falta de disposición del Gobierno de Zapatero para desplegar el Estatuto, señaló que, aunque ve «resistencias, aún es demasiado pronto para calificar o descalificar» la actitud del Ejecutivo. El presidente catalán concluyó que, a lo largo de este año, se verá si «efectivamente hay voluntad por parte del Gobierno de desplegar el Estatut», y aseguró que, en cualquier caso, «nosotros exigiremos el cumplimiento» íntegro del texto.

Más expeditivo se mostró el portavoz de ERC, Joan Ridao, quien puso en duda la imparcialidad del Constitucional y abogó por ignorar al Alto Tribunal, siguiendo el ejemplo del Gobierno vasco, que «decidió en 1989 no presentar más recursos de inconstitucionalidad ni conflictos de competencias».

El líder de ERC y «número dos» del Gobierno catalán, Josep Lluís Carod-Rovira, por su parte, volvió ayer a la reivindicación independentista y reclamó que la Generalitat participe en una próxima negociación de la Constitución Europea. En un acto dedicado al 50 aniversario del Tratado de Roma, Carod afirmó que «la única vía para estar presentes en Europa con voz propia» es la independencia, convencido de que «la vía regionalista ha quedado agotada».

Desde el PP, Josep Piqué tachó de «okupas del sistema democrático» a los dirigentes de ERC y anunció que recurrirá a la Mesa del Parlamento para exigir una rectificación de su presidente. Desde el PSOE, Diego López Garrido rechazó las palabras de Benach y defendió la «plena constitucionalidad» del Estatuto catalán.

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