La Audiencia Nacional condena a dos años y un día de prisión al rapero Pablo Hasél

Los jueces argumentan que los comentarios difundidos por el rapero generaron un riesgo para terceros y para el sistema de libertades, un requisito que exige la justicia para apreciar el delito. Un particular denunció los mensajes. En la absolución de la tuitera Cassandra , el Tribunal Supremo descartó que existiera en su caso ese riesgo, necesario para limitar la libertad de expresión.

La sentencia, que cuenta con el voto en contra de una magistrada, explica que los mensajes del rapero han generado «en la ciudadanía una visión de peligro»; pues un análisis en conjunto de los 64 tuits por los que ha sido condenado demuestran «una posición violenta (de Hasél) a la que incita actuar a otros». Los comentarios van más allá «de la mera expresión emotiva»: buscan «incitar a que se apoye y ayude a los que cometen actos de terrorismo». Este riesgo lo exige la doctrina para ver el delito de enaltecimiento.

«Se contempla un llamamiento a la violencia en la confrontación con las instituciones y los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, actuación de marcado sentido generadora de terror, generando asimismo un riesgo para las personas», alega la sección primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, un tribunal que presidió la magistrada Concepción Espejel. Los jueces consideran proporcionada la condena, entre otras cosas, por la reincidencia del rapero, quien ya fue condenado a dos años por mensajes similares. Esto determina que Hasél ya conocía «la concurrencia de ilícito penal en sus manifestaciones» . Los jueces concluyen que el rapero llamó a la violencia y alabó a terroristas, a quienes pidió imitar.

Otro factor que justifica la pena es la resonancia de las palabras de Hasél, un rapero con «intervención amplia en medios de comunicación». Esto provoca que sus mensajes lleguen a numerosas personas, «al ser publicitados en abierto, alcanzando un nivel de audiencia alto en orden a la difusión de sus contenidos».

Para condenar por el delito de injurias y calumnias a la Corona, el tribunal argumenta que el rapero sobrepasa la crítica hacia la institución para imputar al Monarca «delitos inexistentes, como asesinato, robo, connivencia con golpe de Estado e incluso se llega a amenazar a Don Felipe y a la Monarquía, con el desahucio o la toma de su palacio, evidentemente de forma violenta». La canción enjuiciada busca que otros adopten una posición violenta contra el Rey emérito, a quien injuria y calumnia en los comentarios.

«Le denomina ladrón impune, mafioso de mierda, millonario a costa de la miseria ajena, asesino de su hermano, engaño al pueblo, banda criminal, parásitos del pueblo, responsable de atrocidades y manipuladores», recoge la sentencia. El rapero también es condenado por injurias y calumnias contra las instituciones del Estado. Su discurso del odio persigue lograr «el descrédito» de los cuerpos y fuerzas de seguridad, señala el tribunal, que explica que amenaza a los agentes y les presenta como «asesinos».