Las amenazas de los Mossos motivan la mayor «limpieza» de lazos en Cataluña

«Han corrido voces de que vamos a hacer este operativo y nos podemos encontrar con alguna zona caliente. Se sabe la comarca, pero no los pueblos hasta que llegamos. Recordad que nosotros no buscamos la confrontación , solo queremos limpiar», explica Gabriel, organizador del operativo, antes de iniciar la operación.

Aunque quienes dedican sus horas libres a librar las calles y plazas de Cataluña de propaganda independentista huyen a toda costa de la confrontación, son conscientes de que su actividad levanta ampollas. Los «Comités de Defensa de la República» y los Mossos d’Esquadra los tienen en su punto de mira. No en vano, la identificación, «cacheo» y retención de los ciudadanos que quitan lazos en una constante en Cataluña. Asimismo, los insultos y agresiones recibidos por miembros del supuestamente amigable movimiento independentista también son habituales.

«Esto hay que acabarlo de una manera u otra o acabará mal. Nos agreden por quitar unos puñeteros plásticos . Me sabe mal que familias enteras se estén resquebrajando por este tema», resalta uno de los participantes en la operación. Una vez organizado el operativo, una veintena de coches venidos de varios puntos de Cataluña con jóvenes, mujeres y hombres de todas las edades y perfiles se ponen en marcha en dirección al norte. ¿El destino? Una incógnita para buena parte de los participantes, que ataviados con un mono blanco, gafas de plástico, cutters y escaleras desembarcan en La Bisbal de l’Empordà (Gerona) para limpiar calles y plazas de los lazos amarillos que los activistas independentistas cuelgan por todas partes para reivindicar a los dirigentes secesionistas presos y fugados.

«Fachas, iros de nuestro pueblo». Ese es uno de los insultos que los vecinos propinan al grupo de limpieza. Otros los graban con insistencia mientras los limpiadores quitan lazos y los meten en bolsas sin entrar a discutir. «Mañana los volveremos a poner», asegura otro transehúnte nocturno.

A pocos metros, un par de agentes de la Policía local observan la escena mientras llaman a los Mossos. Al llegar al lugar, la Policía catalana saca su rostro más conciliador y evitan identificar y retener a los limpiadores como en otras ocasiones. Los uniformados y se limitan a identificar a uno de los organizadores de la limpieza. Acto seguido, le dejan marchar. Son las tres de la mañana. «¡Seguimos!», asegura este. La noche es joven y todavía quedan muchas calles por «limpiar».