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Alicia Hornos, madre de Rocío Wanninkhof: «Loli ha sido el gran amor de mi vida»

Alicia Hornos asegura que hubiera preferido que la persona que asesinó a su hija fuera otra. Millán Herce

La madre de Rocío Wanninkhof lo ve más claro que los tribunales: Dolores Vázquez, «el gran amor de su vida», según confiesa, es la asesina de su hija. No tiene más pruebas que los demás, pero dice que lo sabe. Lo ve constantemente, ve a Dolores dándole un bofetón a su hija y rompiéndole la nariz; luego ve la puñalada en el pecho y a Rocío huyendo, mareada, y a Dolores detrás «dándole más y más puñaladas»...

-Usted vivió con Dolores, mantuvieron una historia sentimental; posiblemente sea una de las personas que mejor la conoce, ¿por qué está tan segura de que mató a su hija?

-Estoy segura porque ella, tres o cuatro meses antes del asesinato de mi hija, estuvo en mi casa una madrugada. Llegó llorando. Mi hijo me despertó y me dijo «mamá ahí está Loli, ¿la dejo que pase?». Dije que sí, claro, pensando que le pasaba algo a su madre, pero no, lo que quería era que volviésemos, que me fuese a vivir con ella. Le dije que no, que tenía una nueva relación, que habían pasado cinco años y que yo estaba con un señor. Ella lloraba y fumaba, le hice té, y le dije que lo nuestro estaba terminado. Y me dijo que me tenía que pesar, que iba a llorar lágrimas de sangre y que me iba a doler en lo que yo más quería. Y lo que yo más quería sabía ella que era Rocío, la más chiquitita. Se fue de casa dando un golpe en la puerta. No la volví a ver hasta después de muerta Rocío.

-Seguro que usted no pensó entonces que podía matar a su hija. ¿Lo sospechó cuando la encontraron muerta o sólo cuando la Policía le indicó que podía ser ella?

-Yo tenía a Loli, siempre ahí, en un ladito, en la mente, porque como me había amenazado... Además yo sabía que ella iba armada, porque a veces venía a mi casa de madrugada y yo le decía «pero ¿no te da miedo? que te van a hacer algo un día»; y me contestaba: «yo voy preparada». Sólo eso... En definitiva, yo no quería admitirlo porque la he querido muchísimo. Yo les decía a los policías ¿no puede ser obra de gitanos?, ¿no puede ser un extraño?, pero me decían que no, y mis sospechas se confirmaban.

-Después de la sentencia del TSJA, de que los jueces no vean pruebas, usted, que tuvo tanta confianza en Loli, ¿no duda?, ¿no se pregunta si existe la posibilidad de que ella no sea, de que el asesino esté suelto? Seguro que usted preferiría que el asesino fuera cualquier otro...

-Hubiese querido cualquier otro, pero no. Mira, en el juicio, yo pido tener una fotografía de mi hija allí y, al final, me lo permiten. Loli estaba sentada muy cerquita de mí. Bueno, un día le puse la fotografía mirando para ella para ver si se motivaba. ¿Se puede creer que no derramó una sola lágrima? Luego entra mi hija Rosa Blanca y se pone a llorar como una «Magdalena». ¿Cómo se explica eso, que está viendo la fotografía de una niña que ya no existe, que no la va a volver a ver más ni llorar, ni reir?

-Cuando se separó de Dolores tuvieron un problema económico, ¿se llegó a solucionar?

-No, todavía no. Se quedó con todo. Ella sigue viviendo en la casa que compramos a medias. Posiblemente el día que se encontró con Rocío, hablando... Si ella esa noche pasó por casa y me oyó hablar con Juan, mi compañero entonces, si nos escuchó se enfurecería porque pasaba de ser una balsa de aceite a un volcán... Quizás se encontró con Rocío, le diría algo, le pegó un bofetón en la cara, le rompió la nariz, porque apareció un «kleenex» ensangrentado, a lo mejor incluso se lo dio ella. Luego le asestó la puñalada en el pecho y Rocío, medio mareada, en vez de coger la carretera echó para el campo. Ella fue detrás apuñalándola una vez y otra... hasta que la puso bocabajo y la acabó de asesinar.

-Lo cuenta como si viera esa película sin parar...

-Es que no se me va, se me ha quedado ahí y es como si lo reviviera cada segundo del día.

-¿Y ve la cara de Dolores, no otra?

-Sólo la cara de Dolores...

-Y esa amistad ¿cómo dio el vuelco hacia una relación sentimental?

-Casi un año después de vivir con ella. Una cosa te lleva a la otra. Yo la quería tanto... Y un día hablando, me dijo: «Es que yo siento por tí algo más» y bueno, lo que pasa, porque yo a ella no la miraba como te estoy mirando a ti, de mujer a mujer, porque a mí las mujeres no me gustan. A ella sí. Yo me presté porque la quería y porque me llegué a enamorar de ella, sinceramente. Loli ha sido el gran amor de mi vida; como a ella, yo no he querido ni a mi marido, ni a Juan. Ella y mis hijos.

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