¡Alerta, tenemos un herido!
«¡Suena el Iridium!», el teléfono satélite anuncia que hay una evacuación médica Alfa (máxima gravedad, en menos de dos horas debe estar en un hospital). Los dos Súper Puma españoles dejan la base de apoyo avanzada «Bernardo de Gálvez» de Sang Atesh y ponen ... rumbo a Qala-i-Nao donde espera la ambulancia. En apenas ocho minutos los aparatos toman tierra y comienza el trabajo de médicos y sanitarios. El paciente, un conductor de camión que participaba en un convoy con material para las fuerzas americanas en Bala Murghab, sufre un traumatismo craneoencefálico y hay que evacuarle sin perder tiempo al hospital Role2 de la base de Herat.
En estado permanente de alerta, las dos tripulaciones españolas de la unidad Helisaf vuelan a cualquier parte del oeste del país para evacuar heridos, civiles o militares. Realizan una media de diez misiones al mes y desde su llegada han realizado 323 aeroevacuaciones en las que han atendido a casi seiscientas personas. Se trata de vuelos tácticos a lugares en los que el acceso no suele ser sencillo y donde existe la amenaza permanente de un ataque insurgente. Ataques que se suelen producir con «fuego de fusilería o RPG», según los militares. Los pilotos recuerdan que al comienzo de la misión en Afganistán en invierno apenas se volaba, pero ahora «hay más tropas, más desplazamientos durante todo el año y el nivel de actividad es siempre parecido».
A veinte pies
Vuelan bajo, a una altura de entre veinte y treinta pies, y rápido, «una medida que nos permite reducir el tiempo de exposición y desparecer del alcance de cualquiera en cuanto nos oye llegar», aseguran los pilotos. Con reemplazos de dos meses -aunque con el nuevo plan de misión se alargará a dos y medio- es la unidad que más veces ha venido al país asiático.
Sobrevolando el paisaje virgen de Badghis, montañas y valles se suceden como un paisaje de ensueño en el que no se nota la huella del hombre. Naturaleza en estado puro desde al aire, paisaje amenazante desde los caminos y carreteras debido al peligro constante de emboscadas. Dos rescatadores y un tirador con una ametralladora del calibre 12-70 forman la escolta de cada aparato. Los tiradores no pierden detalle y van informando por radio de posibles amenazas. En menos de cuarenta minutos aterrizamos en Herat con el enfermo estabilizado. «Es la particularidad de nuestro equipo, nosotros no sólo transportamos a los heridos, como hacen por ejemplo los americanos, sino que tenemos capacidad de estabilizarlo en pleno vuelo», destaca el capitán Máximo Blanco.
Sin perder un minuto el herido es llevado directamente al hospital. Su estado es mejor de lo esperado. Se llama Ahmed Shá, tiene 29 años, y venía de Bala Murghab al volante de su camión, que tomaba parte en un convoy con material para los americanos. La enfermera Paloma Madrid ha cuidado de él durante el vuelo y asegura que «gracias al equipo de Helisaf se han salvado muchísimas vidas en este país». Ahmed Sha lo sabe y se muestra muy agradecido a los sanitarios de la base. Esta noche la pasará en observación, pero mañana podría ser dado de alta y volverá a hacerse cargo de su camión.
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