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Pablo Muñoz

El agente jubilado y la inspectora

Pedro Mielgo, el policía jubilado, durante su declaración de este jueves EFE

PABLO MUÑOZ

Pedro Mielgo pudo equivocarse ayer al no reconocer que hizo la llamada al 112 -ya se verá en su momento-, pero nadie puede olvidar su valor y sentido del deber que permitió detener, en pocos minutos, a la asesina de Isabel Carrasco. «Oímos lo que ... parecía un petardo y nos volvimos -relató ayer con precisión pasmosa-. Vimos a la rubia caer hacia adelante como rígida, no de golpe. La otra mujer se agachó a la altura de su cabeza y a 4 ó 5 centímetros hizo tres disparos. Luego se tapó elrostro con el pañuelo, que sujetó con los dientes, metió el revólver en el bolso y sin sacar la mano de él se dirigió hacia nosotros, llegó a nuestra altura y siguió. Pensé que nos iba a dar un tiro; no le quitaba el ojo de la mano».

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