Mali-Melilla, una ruta sin retorno para aferrarse a la vida

El año en el que Desseigne pisó España, 2013, llegaron otros 3.237 inmigrantes. Unas cifras que recoge el Ministerio del Interior y que muestran que año tras año aumenta el número de personas que llega sin la documentación en regla, alcanzando en 2014 las 4.552 .

Las formas por las que acceden a las costas son muy dispares , escondidos en maletas, en el armazón del sillón del copiloto de un coche, en las hélices de un ferry, en pateras, a nado, etc. Y, aunque el «salto a la valla» parezca una de las opciones más recurridas, en realidad solo supuso el año pasado un 15,75 por ciento del total de entradas de inmigrantes por la frontera sur de Europa.

La novedad se encuentra en la procedencia de los inmigrantes. Siria. A lo largo del año anterior, 3.305 sirios, potenciales refugiados, lograron pisar tierras ceutíes o melillenses huyendo de la guerra que azota su país. Una cantidad que se aleja de la que dejó el 2013 cuando apenas eran 273.

Durante el verano, los ministros de Exteriores europeos se han reunido para intentar impedir la entrada de personas a Europa. Una cuestión sin resolver, pues desde enero hasta julio de 2015, Frontex registró 340.000 entradas irregulares de migrantes y solicitantes de asilo en la Unión Europea. Sin embargo, no es durante los meses de verano cuando más personas ponen rumbo hacia tierras españolas . Es en marzo y mayo del año pasado cuando los intentos se elevaron hasta alcanzar los 3.795 y 2.736 inmigrantes respectivamente.

De todos modos, son números que no reflejan los sucesos que se produjeron de agosto a octubre de 2005 en Ceuta y Melilla, que harían movilizarse al Gobierno español y tomar medidas. En todos los asaltos que tuvieron lugar por aquellas fechas, perdieron la vida alrededor de 14 personas y cientos resultaron heridas .

No fue el caso de Toumani Desseigne y sus quince compañeros, que lograron asaltar la valla de Melilla una noche de noviembre. No había mujeres que les acompañaran, sus esposas e hijos se quedaron en una aldea cercana a Akor, ciudad situada al oeste de Mali, el camino era costoso y peligroso para ellos . Eran los hombres de la casa los encargados de ir en busca del sueño de una vida mejor.

Decir adiós a África no fue un objetivo fácil de cumplir . Todos llegaron, aunque en condiciones lamentables. Toumani Desseigne no recuerda cómo se encontró abrazado a una enfermera y abrigado por un Guardia Civil.

El joven inmigrante que ahora tiene 19 años narra a ABC que todo ocurrió muy deprisa , «de pronto estaba en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes de Melilla, en La Purísima». Allí les dieron de comer y alojaron. «No sé cuántas noches estuve, solo sé que me daba mucho miedo que me mandaran de vuelta» .

Al ser menor de edad fue trasladado al Centro Gota de Leche, «un hogar» que acoge a menores inmigrantes y que depende de Bienestar Social de la ciudad. Allí le enseñaron a leer, las ciudades del país y a mejorar su español. Pero lo que Toumani cuenta con más ilusión es que hizo muchos amigos y que los voluntarios que trabajan en el centro se portaron muy bien con él y con el resto.

Ahora trabaja en Almeria recogiendo patatas y cebollas. Es un trabajo duro, dice, pero le da para vivir y ahorrar. Desseigne sueña con traer a su familia a España algún día .