El PP nacional supervisará las listas de Aguirre en Madrid

Las listas electorales no son una cuestión baladí. Sobre todo en el ayuntamiento, donde por sentencia legal sólo se puede contar con quienes están incluidos en ella a la hora de formar gobierno. En eso, el Ejecutivo regional tiene una ligera ventaja, porque puede elegir a sus consejeros fuera de los electos.

Lo tradicional es un reparto paritario para el ayuntamiento: un tercio de los nombres los pone el candidato, otro tercio la dirección regional del partido, y el resto la dirección nacional. Y de un pacto similar surge la lista regional. Pero en la actual tesitura, la dirección nacional quiere ir restando poder a Aguirre, y va a comenzar por las listas: le recuerdan que es el comité electoral nacional el que tiene la última palabra. Ahí marcará también territorio la candidata a la Comunidad, Cristina Cifuentes, que no quiere entrar en la pelea pública pero tampoco dejarse robar la merienda por Aguirre.

La «lideresa» está en un momento muy alto de moral, después de su nombramiento como candidata y de ganar el pulso del fin de semana. Es previsible que la campaña electoral se presente animada, dado su particularísimo estilo y sus opiniones a veces heterodoxas. No obstante, muchos en la sede nacional del PP se «resignan» porque el fin último es «ganar Madrid».

«Rajoy la conoce, ya sabe cómo es y cómo va a actuar», explican, pero está dispuesto a asumirlo si a cambio se consigue revalidar el triunfo en Madrid. Si Aguirre lo consigue, en Génova tienen su compromiso de no volver a presentarse a la presidencia del PP de Madrid. Si no lo logra, quedaría en una posición de debilidad. Falta por saber qué estrategia planteará la hasta ahora indestructible Aguirre.