Un yihadista casado con una ceutí amenaza con atacar Rabat

«Kokito Castillejos», de 28 años, tiene muchas relaciones en los círculos más radicales de Ceuta, especialmente en la barriada del Príncipe. Además está casado con una ceutí, a la que entregó como dote un cinturón de explosivos valorado en 100 dólares . Se hizo muy popular al fotografiarse, sonriente, con cinco cabezas humanas, y ya en agostó mostró su deseo de volver a España «para conquistarla».

«Kokito», que combate en Siria desde 2013, ha cambiado de identidad en las redes sociales, en las que es muy activo. Ahora se hace llamar «Kokito Yuu». El último informe de José María Gil Garre elaborado para el Instituto de Seguridad Global, recoje los recientes mensajes de este sujeto contra Marruecos. «Pronto -afirma el terrorista- Incha Allah (si Dios quiere) el Califato se impondrá en Rabat, esperamos alegrarnos de esa victoria (...) En Marruecos pasará lo mismo que en Francia contra esos judíos que han difamado a nuestro Profeta (...) El Gobierno apóstata de Marruecos lo va a pasar muy mal con nosotros. Juro por Dios que os vamos a aniquilar (...) y no hace falta haceros recordar lo que ya sufrieron Madrid, Kenia y Tanzania para que aprendáis de ello».

El informe cree que esta amenaza «debe ser tomada en cuenta como real» y destaca que en el anterior mensaje «Kokito» dirigió amenazas concretas contra españoles, con identidades en algún caso, «siguiendo los parámetros ordenados hace unos días» por los yihadistas del EI en el sentido de instar a cometer ataques como los de París.

Señala asimismo el documento que el terrorista mantiene contactos con un perfil que parece ser el de la «chica española con quien se casó». Además, parece haber escalado puestos en ciertas estructuras y «comparte espacios con un joven español de Ceuta que viajó siendo menor de edad».

Hay otro dato inquietante: un seguidor de «Kokito» en las redes sociales que reside en esa Ciudad autónoma, «Zakaria Zakaria», identifica a personas que han investigado al terrorista y advierte de que «se le dará la misma muerte que a los periodistas que han sido ejecutados, mediante degollación o decapitación».