Rajoy niega ser fundamentalista de la Constitución pero rechaza las «bromas»

«La Constitución no es un juguete, no admite bromas ni frivolidades», ha advertido Rajoy. Ha recordado que el texto de 1978 ya se ha reformado dos veces, y «se reformará sin duda las veces que lo exija el interés general de los españoles, su interés real, y para el desarrollo del proyecto europeo».

Rajoy ha dejado claro que el Gobierno y el PP no son «dogmáticos fundamentalistas» en defensa de esta Constitución, y apoyarán cualquier reforma siempre que sea necesario. Pero jamás negociarán la soberanía nacional, la unidad de España, los derechos fundamentales de los españoles y la igualdad de todos.

«No son momentos para ocurrencias, frivolidades y eslóganes, que solo muestran la desorientación de quienes lo hacen», ha afirmado el jefe del Ejecutivo, en referencia al discurso que está manteniendo el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

El jefe del Ejecutivo se ha referido también a los hechos diferenciales. «No rechazo las diferencias», ha advertido, porque en España se cultiva como en ningún otro lugar del mundo y con más libertad que en ningún sitio las diferencias y la descentralización política. Pero ha rechazado de plano a quienes pretenden convertir esas diferencias en sustrato de la actividad política en España, en el eje principal de toda acción. «Sobre la exaltación de las diferencias jamás se levanta nada útil al conjunto», ha señalado.

Rajoy ha criticado también a quienes solo buscan encajes y acomodos de una parte territorial de España en el conjunto, en alusión al discurso socialista sobre Cataluña. No se trata de encajar, ha señalado, sino de articular un proyecto común como se está haciendo en Europa.

El presidente del Gobierno ha defendido esta Constitución porque supone «democracia, libertad, derechos individuales, un país abierto a Europa, la mayor etapa de progreso económico y social de España», y cree que esto «hay que explicárselo a los adanes que pululan hoy en nuestro país, y que se creen que todo empieza con ellos».

Rajoy se ha referido también a la salida de la crisis. Ha insistido en cuánto ha mejorado España desde 2011, cómo ahora en el mundo le preguntan cómo lo hemos hecho, y no si vamos a ser rescatados. Ha defendido así un mensaje optimista, positivo porque somos «un gran país», aunque ha dejado claro que «es insensato y contraproducente decir que todo va bien y cruzarse de brazos», porque queda mucho por hacer. Pero también ha criticado con fuerza a los que se apuntan al negacionismo a ultranza y a los que se desgañitan para deprimir la autoestima de los españoles. «Los mismos que negaron la crisis son los que ahora ignoran la recuperación. No tienen remedio».

La «Declaración de La Granja», de cinco folios, reivindica la plena vigencia de la Constitución. Ha empezado leyendo Juan Vicente Herrero, el presidente autonómico anfitrión, y ha continuado José Manuel Soria. Luego han subido al estrado Ignacio Diego, Juan Vivas, Alberto Garre, Alberto Fabra, Alberto Núñez Feijóo, Alicia Sánchez Camacho, Arantza Quiroga, Luisa Fernanda Rudi, Juan Manuel Moreno, José Ramón Bauzá, Íñigo de la Serna, Ignacio González y María Dolores de Cospedal. Esta última ha subrayado que «solo desde el espíritu de la Constitución podrá España terminar de salir de la crisis y superar con éxito las graves consecuencias que ha acarreado para los ciudadanos y para sus familias».