El soberanismo catalán fabula con una solución a la escocesa

De entrada, la mera celebración del referéndum en Escocia ya es una bandera para el soberanismo en Cataluña, que insiste en las diferencias entre la actitud de los gobiernos de David Cameron y de Mariano Rajoy: el primero acepta una votación, seguramente arrepintiéndose de ello, y el segundo la niega amparándose en la Constitución.

En este escenario, y a pocos días para la votación en Escocia (el próximo jueves), la música de las gaitas ha tomado el escenario político catalán. Numerosas banderas escocesas fueron ondeadas en la última Diada, y casi a modo de broma, se especula ya sobre lo que tardará TV3 en volver a programar, por enésima vez, «Braveheart», la película de Mel Gibson.

Obviamente, el nacionalismo catalán cruza los dedos por la victoria del independentismo escocés, una posibilidad hasta ahora lejana pero que las últimas encuestas apuntan como posible. «Es extremadamente importante, ya que si un país como Escocia tiene derecho a definir el mismo su futuro , ¿por qué no Cataluña?», apuntó a AFP el presidente Artur Mas. «Si gana el ‘yes’ estoy convencidísimo de que van a empezar negociaciones rápidas entre Escocia, Gran Bretaña y la Unión Europea para asegurar que Escocia pueda quedarse dentro de la UE. Estoy seguro de que va a imperar el pragmatismo como siempre ha pasado en la UE», añadió el presidente catalán.

Más allá de una victoria independentista, para el soberanismo en Cataluña la mera celebración del referéndum escocés ya es una victoria, incluso ganando el «no». En este contexto, desde el independentismo catalán se ha llegado a señalar que una victoria del unionismo podría incluso ablandar la postura del Gobierno, una lectura que debe leerse más como una forma de empezar a atenuar el golpe en la moral que supondría la victoria del «no» que como un convencimiento real.

Sea como fuere, y por unos días, Cataluña mirará a Escocia, que votará justo un día antes de que el Parlament apruebe la ley de Consultas sobre la que se quiere armar el referéndum del 9N. Prueba de este interés es la nutrida representación que, a modo de no reconocidos «observadores», van a mandar a Escocia los cuatro partidos partidarios de la consulta. Con la cara pintada como Mel Gibson en «Braveheart», el independentismo catalán fabula con una imposible salida a la escocesa.