El jefe de Gabinete de Rajoy animó a la exnovia de Pujol Jr. a denunciar el caso

Se cree que unos «sms» comprometidos han sido filtrados por la Oficina Antifraude de Cataluña

El jefe de Gabinete de Rajoy animó a la exnovia de Pujol Jr. a denunciar el caso ABC

S.E

«Si dieses una entrevista y lo contases todo salvarías a España y yo te haría un monumento». Ese es el contenido literal de un «sms» difundido ayer por el periódico digital «Vozpopuli» con el que el jefe de Gabinete de Mariano Rajoy, Jorge Moragas, ... animó en noviembre de 2010 a Victoria Álvarez a hacer públicos los negocios ilícitos de quien había sido su novio, Jordi Pujol Ferrusola, y de toda la familia Pujol.

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Según fuentes consultadas por ABC, los responsables de la investigación sospechan que ese y otros mensajes han sido filtrados por la Oficina Antifraude de Cataluña coincidiendo con el crítico momento que atraviesa el desafío soberanista y con el fin de demostrar que el Ejecutivo instigó para que Álvarez interpusiera la denuncia tras la que se han revelado muchos supuestos negocios sucios del clan Pujol.

El Gobierno no comenta

Preguntada al respecto, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría no quiso pronunciarse este viernes durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, recordando que el Gobierno no comenta «comunicaciones privadas que se han hecho públicas».

Sobre si el Ejecutivo contribuyó a sacar a la luz el presunto fraude cometido por el expresidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol, Sáenz de Santamaría se limitó a reiterar que el procedimiento judicial ya está abierto, aunque apostilló que «también» es «un elemento muy relevante» que Pujol confesara que mantuvo durante 34 años una herencia en el extranjero sin regularizar.

Sí emitió ayer su opinión sobre los «sms» el fiscal general de Estado, Eduardo Torres-Dulce, para precisar que esos mensajes que Jorge Moragas remitió a Victoria Álvarez –a quienes les une una vieja amistad porque ambos fueron compañeros de instituto– pueden tener una relevancia política, pero no penal. «Las conversaciones con alguien que pueda declarar algo en un proceso» podrán tener «significación política», pero no « trascendencia estrictamente penal » para el proceso en cuestión».

En todo caso, Torres-Dulce expresó su voluntad de «ser prudente hasta que certifique la bondad de esa aparición de la invasión de la intimidad en una comunicación, que siempre -dijo- me preocupa».

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