ABC
Suscríbete
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizMi ABCABCEspaña
Emilio Izquierdo, poco después de ser detenido tras la matanza de Puerto Hurraco, en 1990 - efe

Los crímenes más atroces de la España negra: del «Mataviejas» a Puerto Hurraco

Las crónicas de los asesinatos que tuvieron lugar a finales del Franquismo y a principios de la Democracia –época de gran auge del periodismo de sucesos– mantienen un tono único

cÉSAR cERVERA
Actualizado:

Las crónicas de los asesinatos que tuvieron lugar a finales del Franquismo y a principios de la Democracia –época de gran auge del periodismo de sucesos– mantienen un tono único

123456
  1. Masacre en Puerto Hurraco (Badajoz): la venganza de los Izquierdo

    Emilio Izquierdo, poco después de ser detenido tras la matanza de Puerto Hurraco, en 1990 - efe

    El 26 de agosto de 1990, los hermanos Antonio y Emilio Izquierdo, de 53 y 58 años respectivamente, se dirigieron a la plaza principal de Puerto Hurraco (Badajoz) y abrieron fuego sobre todos los vecinos del pueblo apellidados Cabanillas con los que se cruzaron. Un acto de venganza contra la familia que consideraban culpables del incendio de una casa de su propiedad, en el que murió la madre de los hermanos Izquierdo. Tras descargar sus cartuchos contra los Cabanillas, los dos asesinos abrieron fuego contra aquellos transeúntes que no tuvieron tiempo de esconderse, e incluso llegaron a disparar contra una unidad de la Guardia Civil, que acudió de la casa cuartel de Monterrubio de la Serena. Los dos agentes de la Benemérita resultaron gravemente heridos en el interior de su vehículo, antes de poder dar el alto o tratar de defenderse con sus armas reglamentarias.

    A continuación, los hermanos Izquierdo huyeron a la sierra, donde fueron perseguidos por la Guardia Civil durante nueve horas. Su salvaje ataque había dejado 9 muertos y en torno a una quincena de heridos de diversa gravedad.

    No en vano, los Izquierdo pretendían realizar una masacre todavía mayor que compensara la lista de agravios de la que decían ser víctimas a causa de la familia Cabanillas. Entre ellas una historia de amor no correspondida entre Luciana Izquierdo, una de las hermanas de los asesinos, y Amadeo Cabanillas.

  2. La matanza de los «Los Galindos», un crimen sin resolver

    Habitación donde apereció fallecida la mujer del capataz en «Los Galindos» - ABC

    Un quíntuple crimen que jamás ha podido ser resuelto es el acontecido el 22 de julio de 1975 en el cortijo sevillano de «Los Galindos». Cinco personas fueron asesinadas a 50 kilómetros de Sevilla con tres armas diferentes y en lugares distintos de la propiedad. Según las últimas investigaciones que se hicieron sobre el caso, el capataz de la casa de campo Manuel Zapata y su mujer, Juana Martín, fueron asesinados a golpes con una pieza de acero. El tractorista José González y su esposa, Asunción Peralta, fueron golpeados con otra pieza y posteriormente quemados, mientras que el último, el tractorista Ramón Parrilla, murió por tiros de escopeta.

    Los vecinos acudieron al ver una columna de humo, pensando que se trataba de un incendio. Al llegar a la altura de un montón de paja que ardía encontraron dos cuerpos, uno de los cuales estaba completamente calcinado. El resto de los cuerpos los encontraron siguiendo un reguero de sangre que iba hasta la casa.

    En la actualidad sigue siendo un misterio quién asesino a las cinco personas. Uno de los jueces nombrados para el caso llegó a afirmar que «las primeras horas de la investigación determinaron el fracaso en la búsqueda del criminal». Curiosos y medios de comunicación entraron al lugar y destruyeron pruebas que podrían haber sido fundamentales. El delito, que marcó aquella época , ha prescrito hace unos ocho años, lo que quiere decir que en el caso de que el asesino o asesinos fueran hallados no podrían ser enjuiciados, condenados ni encarcelados.

  3. José Antonio Rodríguez Vega, «El Mataviejas»

    José Antonio Rodríguez Vega - ABC

    Conocido en su juventud como «El violador de la moto», José Antonio Rodríguez Vega se libró en 1978 de cumplir 27 años de prisión valiéndose de su carisma y su personalidad de embaucador. Entonces, solo tuvo que cumplir ocho años de cárcel tras ser acusado de violación.

    Y fue a la salida de prisión cuando empezó el episodio más negro de su carrera criminal . Entre agosto de 1987 y abril de 1988, el conocido como «el Mataviejas» acabó con la vida de al menos 16 ancianas de edades comprendidas entre los 60 y los 93 años, en Santander. Para entrar en los hogares de las ancianas, a las que en ocasiones violaba antes de asesinarlas, este delincuente sexual se valía de su personalidad «amable y educada».

    No en vano, un error durante uno de sus asesinatos –se dejó una tarjeta de contacto– llevaron a la Policía a registrar el apartamento del «Mataviejas» donde se toparon con una habitación repleta de objetos de todas las víctimas que había matado. Televisores, joyas, anillos, porcelanas y hasta flores de plástico que pertenecían a las ancianas.

    Después de ser condenado a más de 400 años, Antonio Rodríguez Vega falleció en la cárcel de Topas, en Salamanca. El 24 de octubre de 2002 fue apuñalado por dos reclusos del centro, al parecer por incumplir dos «leyes» de los presos: ser un violador y trabajar de chivato para los funcionarios de prisiones.

    A su entierro solo acudieron los dos enterradores.

  4. «El Arropiero»: el mayor asesino en la historia de España

    Manuel Delgado Villegas cuando fue detenido - ABC

    Manuel Delgado Villegas se ganó el mote de «El Arropiero» porque ayudaba en su infancia a su padre en la venta de arrope –una especie de mermelada tradicional del sur de España–, y en su madurez se ganó el deshonor de estar considerado el mayor asesino en la historia de nuestro país . Tras desertar de la Legión en 1964, «El Arropiero» viajó por España, Italia y Francia, dejando tras de sí un rastro de asesinatos que el mismo cifró en 48, aunque la Policía solo pudo probar siete.

    Uno de ellos fue el de Antonia Rodríguez Relinque, disminuida mental, que había sido vista varias veces en compañía de Manuel Delgado Villegas. Al ser interrogado por la Policía, «El Arropiero» declaró que la había estrangulado con sus propios leotardos mientras practicaban el acto sexual, y que había matado a decenas de personas más.

    La detención de el Arropiero permitió esclarecer algunos crímenes que habían quedado sin resolver hasta la fecha, incluyendo otros (Hernández Carrasco) que habían pasado por accidentes. Sin embargo, Manuel Delgado Villegas nunca fue juzgado, ya que se le diagnosticó una enfermedad mental y la Audiencia Nacional ordenó en 1978 su internamiento en un centro especializado.

    Fue liberado en 1998, falleciendo poco después a causa de una enfermedad pulmonar causada por un exceso de consumo de tabaco.

  5. José María «Jarabo», el último ejecutado por delito común

    En las sesiones de su juicio, José María «Jarabo» acudió vestido con un traje cada día - ABC

    José María Manuel Pablo de la Cruz Jarabo Pérez Morris, conocido como José María «Jarabo», nació en el seno de una familia adinerada en 1923 y era sobrino del entonces presidente del Tribunal Supremo, Francisco Ruiz Jarabo. No obstante, a los veinte años se trasladó a Nueva York, donde fue condenado por tráfico de drogas y pornografía. A su vuelta a España, no tardó en relacionarse con otros asuntos de droga a nivel local.

    Tras engatusar a Beryl Martin Jones, una inglesa casada con un francés que dejó en Lyon, el «Jarabo» la convenció para vender a unos prestamistas particulares una joya de brillantes que le había regalado su marido. Pero cuando el marido de Beryl Martin Jones acudió a Madrid y consiguió que regresara a su lado, ella apremió a José María «Jarabo» para que le devolviera la joya.

    Sin embargo, los prestamistas pusieron una infinidad de trabas al «Jarabo» que, lejos de acudir a la justicia, se la tomó por su cuenta y se desplazó al piso de uno de de ellos. Después de introducirse en la casa, el «Jarabo» esperó al prestamista Emilio Fernández para dispararle en la nuca. La esposa del prestamista, que estaba embarazada, y su criada también fueron asesinados por el «Jarobo» en su empeño de no dejar testigos.

    Al no encontrar la joya en la casa del prestamista asesinado, «Jarabo» decidió hacer una visita al establecimiento donde se realizaban los prestamos. Allí asesinó a disparos a Félix López Robledo, el socio de Emilio Fernández. A continuación, Jarabo llevó su traje, manchado con la sangre del prestamista, a una tintorería de su confianza, Julcán, en el número 49 de la calle Orense, donde se inventó una pelea con unos americanos «de la base de Torrejón» para justificar las manchas. Un error que atrajo la atención de la Policía, que no tardó en dar con el paradero de José María «Jarabo».

    Juzgado y condenado a muerte por garrote vil, fue el último ejecutado en España por delito común.

  6. El «mediático» crimen de los Marqueses de Urquijo

    Rafael Escobedo, condenado por el asesinato de los marqueses - José García

    El 1 de agosto de 1980 los marqueses de Urquijo aparecieron muertos en su dormitorio, alguien les había disparado mientras dormían . Un crimen que conmocionó a la sociedad española a causa de la personalidad de las víctimas y del entramado que se ocultaba tras sus muertes.

    Rafael Escobedo Alday, único condenado por el crimen y yerno de los marqueses, fue detenido el 8 de abril de 1981 tras encontrarse en una propiedad de su padre unos casquillos de pistola que parecían coincidir con los que acabaron con la vida de los marqueses.

    Y aunque fue condenado a 53 años de prisión, Escobedo siempre defendió su inocencia hasta que se quitó la vida en el penal de El Dueso el 27 de julio de 1988. En la actualidad, siguen sin esclarecerse muchos de los detalles del crimen y de los interes ocultos en él. De hecho, la pistola del crimen nunca fue encontrada, aunque se cree que fue una Star, calibre 22 Long Rifle.