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El clan de los Pujol: una Administración al servicio de una familia

A la sombra del «pater familias», la esposa y casi todos los hijos se han beneficiado de contratos públicos

El clan de los Pujol: una Administración al servicio de una familia inés baucells

Janot Guil

En los 23 años de presidencia en la Generalitat de Jordi Pujol casi nadie osó, quiso o pudo levantar la voz para denunciar que su familia, esposa e hijos, veían incrementado su patrimonio gracias al apellido y en la mayoría de casos a costa de la Administración catalana, con la que lograron pingües beneficios con contratos más o menos cuestionables desde el punto de vista legal y censurables del todo desde la moral. Casi nadie dijo al «rey va desnudo» y ahora son todos los que entonan el «ya se sabía» y recuerdan detalles como las críticas al hecho de que algunos hijos del expresidente le acompañaran en viajes oficiales a países en los que, casualidad, acabaron invirtiendo.

Pero la semana pasada Pujol se confesó via comunicado , revelando que ocultó en Andorra una herencia de su padre de la que eran beneficiarios su mujer e hijos desde el año 1980. Se abrió la veda para escarbar en las sombras de la familia. Que son muchas y de tamaño aún incalculable.

El propio juez Ruz, que investiga y ha imputado al primogénito de Pujol, Jordi Jr. y a su exesposa, Mercè Gironès, por blanqueo de dinero, también tiene en su mesa informes policiales que cuestionan la legalidad de los grandes ingresos del mayor de los hijos del clan. Ya no es solo que moviera dinero a paraísos fiscales, sino que se le acusa de cobrar comisiones a empresas catalanas a cambio de contratas para la Generalitat. El 3 por ciento que en su día echó en cara a CiU el expresidente de la Generalitat Pasqual Maragalll. O el 4 por ciento que se repartían Convergència y el expresidente del Palau de la Música, Félix Millet .

De Vicky a Ruz

«Junior» ha caído en las redes de la Justicia a raíz de una exnovia, la ya celebérrima Vicky Álvarez, que en julio de 2010 habló a la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, sobre los viajes con Jordi a Andorra para llevar o traer fajos de billetes. El consabido almuerzo en el restaurante La Camarga espiado por aún no se sabe quién.

Casi todos los hijos de Pujol se han beneficiado de contratos con la Administración y el único que se dedicó a la política, Oriol Pujol, que fue secretario general de CDC, ha acabado dejando este mes sus cargos y el acta de de diputado tras el caso ITV por el que está imputado por tráfico de influencias y cohecho. Un soborno para el que su esposa, Ana Vidal, habría servido de intermediaria, facturando trabajos de dudosa utilidad para los empresarios de la trama.

Los siete hijos de Pujol tuvieron el ejemplo en casa. Su madre, Marta Ferrusola, fundó la empresa de jardinería Hidroplant, en la que también figuraron dos de sus vástagos, Jordi y Marta. Durante el mandato de Pujol, se cuenta que muchos actos oficiales de la Generalitat conllevaban el «impuesto revolucionario» de contratar la floristería de Marta para las ornamentaciones. Además, Hidroplant, en los noventa, se encargó de poner el césped del remodelado Camp Nou; en un FC Barcelona que presidía Núñez.

Otro de los hijos, Pere, fue gerente de la ya desaparecida empresa Entorn, una consultoría medioambiental a la que el Gobierno catalán y varios consejos comarcales gobernados por CiU encargaron varios informes técnicos. La empresa estaba participada por el hijo de Carles Sumarroca, empresario amigo y socio de los Pujol en algunas empresas. La Fiscalía, hace siete años, abrió una investigación sobre la adjudicación de obra pública a la empresa Teyco, propiedad de Sumarroca.

Marta, la hija mayor de los Pujol, es arquitecta y su despacho también se benefició de varias adjudicaciones de la Generalitat.

Los hermanos, entre ellos, se han ayudado. Así, Josep, a través de la consultoría Europraxis que fundó y luego vendió a Indra, trabajó también para la Generalitat. Su hermano Oriol, cuando era secretario general de Industria del goberno catalán, le encargó varios informes de dudosa utilidad.

Uno de los mayores escándalos políticos de los años 90 fue el asesoramiento que la empresa de Josep Pujol hizo a Lear en el cierre de la planta que tenía en Cervera (Lérida). Los años pasaron, pero las costumbres, el modus operandi, se diría, se mantuvo. Ahora, la cuñada de Josep, Anna Vidal, esposa de Oriol Pujol, está imputada por el caso ITV y entre los trabajos suyos que se ponen en duda están las labores de asesoramiento para la deslocalización y reconversión de empresas como Sony que hizo para la empresa Alta Partners, del empresario y amigo de Oriol Sergi Alsina... también imputado en la misma causa.

No se le puede reprochar a Pujol padre que no cuidara de su prole. Su hija pequeña, Mireia, participó en viajes del entonces honorable, para pasmo y enojo de la oposición. Bailarina de formación, su antigua compañía de danza recibió subvenciones públicas durante el mandato de su padre. Mireia se dedica ahora a la fisioterapia en la empresa Fisioart S. L., en la que es administradora.

Para completar el retrato familiar, hay que hablar de Oleguer, dedicado al sector inmobiliario y al que la Fiscalía Anticorrupción también ha puesto la mira por varias operaciones de compraventa de edificios. Por lo pronto, Oleguer ya ha quedado dos veces retratado ante la Justicia y Hacienda. Se acogió a la amnistía fiscal de 2012 para regularizar tres millones de euros y este mes regularizó su parte de la herencia del abuelo que desveló Jordi Pujol.

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