El PSOE busca la refundación tras el fracaso de sus políticas

El Gobierno socialista, que había revalidado el apoyo de las urnas (por mayoría simple, eso sí) en marzo de 2008, tenía ante sí la mayor crisis económica que había sufrido España en décadas. Era el momento de gestionar, de aprobar reformas y de hacer política para frenar la sangría y no agravar más la situación. Pero Zapatero tomó el camino equivocado, ninguna de sus reformas, parciales y a menudo contradictorias, funcionaron. Su resistencia a frenar el déficit público puso a España al borde del precipicio, mientras desde el Ejecutivo no dejaban de anunciarse brotes verdes, que luego siempre resultaban falsos. La mala gestión de la crisis económica fue la puntilla a la credibilidad de la socialdemocracia española y la puerta de huida de millones de votos por el centro, que acabarían en el PP, y por la izquierda, que recalarían en Izquierda Unida y formaciones radicales minoritarias.

El PSOE había roto su alianza con las clases medias españolas, que dejaron de creer en su proyecto ante la falta de resultados cuando más necesidad había de ellos. Sus políticas habían hecho insostenible el Estado del Bienestar tal y como se había entendido hasta ese momento, lo que a su vez daba vía libre a la proliferación de formaciones populistas, cargadas de mensajes demagógicos, que ofrecían lo que los partidos tradicionales no podían hacer.

Las alarmas saltaron cuando en las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2011 el PSOE perdió casi todos sus feudos territoriales. Era el primer castigo de los ciudadanos, que se consumaría definitivamente en las generales del 20 de noviembre, con la mayoría absoluta del PP y el peor resultado de los socialistas en su historia reciente . La llegada al poder de los populares sacó a la luz la situación real y alarmante de la España que habían dejado los socialistas. El PSOE ya no levantó cabeza, pendiente de una renovación que aún no se ha producido, y sobre todo de una «refundación» de un proyecto fracasado al que los ciudadanos han dado la espalda.

En las elecciones europeas del 25 de mayo, el PSOE volvía a romper su suelo, mientras por la izquierda irrumpían fuerzas radicales populistas , como Podemos , que ofrecían una nueva forma de hacer política. A las puertas del congreso de su renovación, el PSOE tiene por delante la tarea no solo de elegir un líder que vuelva a ilusionar con un nuevo proyecto político, sino también de ofrecer a los ciudadanos recetas diferentes para sus problemas, porque las que aplicaron en su día no valieron. Superar la desconfianza y el recelo que despierta ahora mismo su discurso y saber conectar con las clases medias, con medidas reales y sostenibles para consolidar el Estado del Bienestar, es otro de sus retos, frente a la tentación de competir con la izquierda populista.