El «no» de Europa a Mas se multiplica
Los proyectos de los soberanistas catalanes no despiertan simpatías en Europa
enrique serbeto
El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha reiterado su advertencia sobre el hecho de que una región que se escindiese de un miembro de la UE saldría automáticamente de la Unión. Pero en cualquier caso, y refiriéndose al caso español, se mostró «bastante ... seguro» de que la independencia de Cataluña no se producirá porque es algo que «no interesa ni a los que la piden» y «lo que interesa a los ciudadanos es mantenerse juntos en un país, un país reformado».
Este pronunciamiento, que no es el primero que hace este nacionalista flamenco que dirige las reuniones de los presidentes y primeros ministros de la UE, se suma a cadena de declaraciones hechas por numerosos responsables europeos , invariablemente en contra de las tesis soberanistas. El presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso; su probable sucesor, el candidato popular al puesto, Jean-Claude Juncker; el vicepresidente Joaquín Almunia; el presidente del Parlamento, Martin Shultz; o el ministro de Asuntos Exteriores británico, William Hague, trazando el mismo futuro fuera de la UE tanto a Escocia como a una Cataluña separada de España. Frente esa unanimidad, no hay ningún pronunciamiento de simpatía o de comprensión hacia las tesis de los independentistas.
«Mi esperanza es que al final la razón prevalecerá: que interesa a todo el mundo mantener los países como son y por supuesto, en cada país, las partes afectadas, las regiones afectadas, deben buscar la mejor solución para vivir juntos», dijo ayer Van Rompuy durante la presentación de «Europa en la tormenta», su relato sobre la crisis del euro en forma de libro.
El presidente del Consejo estaba precisamente en Madrid el día en que Artur Mas, anunció la convocatoria de la consulta soberanista para el 9 de noviembre y ya entonces «di exactamente la misma respuesta que dio el presidente de la Comisión unas semanas antes que yo: que cuando hay un nuevo Estado -y espero que eso no suceda, estoy bastante seguro de que esto no sucederá- hay que pedir la adhesión a la UE». Barroso había dicho -personalmente y a través de sus portavoces- que las instituciones europeas «no serían indiferentes» a la secesión de una parte de un Estado miembro, es decir que no es posible una negociación para buscar una salida a medida, como afirman los soberanistas que sucedería. «Si una parte del territorio de un Estado miembro dejase de ser parte de ese Estado para convertirse en un nuevo Estado independiente, l os Tratados ya no serían aplicables en dicho territorio ». Barroso se lo dijo incluso por escrito al eurodiputado convergente Ramón Tremosa. «Un nuevo Estado independiente, por el hecho de alcanzar la independencia, pasaría a convertirse en un tercer país con respecto a la UE y los Tratados dejarían de ser aplicables en su territorio», por lo que tendría que pedir su ingreso, a expensas de que los demás miembros lo aprobasen por unanimidad. Lo mismo ha dicho el ministro británico de Exteriores, William Hague, que en una comparación con Escocia, aseguró que el propio Mas era consciente de ello.
Barroso se había pronunciado de otra manera no menos explícita, eludiendo recibir a Artur Mas. Pero otros miembros de la Comisión habían advertido igual de claramente y en varias ocasiones que no es posible permanecer dentro de la UE para una región que llegase a escindirse de un Estado miembro. «La parte segregada no es miembro de la UE» dijo Almunia en Barcelona.
Si los soberanistas esperan que esto cambie en el futuro, el probable sucesor de Barroso, Jean-Claude Juncker, lo dijo también claramente en declaraciones a ABC: «los que creen que Europa aceptaría, sin más, a una Cataluña independiente, se equivocan profundamente. Si Cataluña optara por esa independencia, en el caso de que eso fuera aceptado por España, dado que la Constitución lo prohíbe, si esa Cataluña presentase su demanda de adhesión a la UE, hay que saber que esa demanda -porque haría falta absolutamente una demanda de adhesión- no se resolvería a la vuelta de correo»
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