Alerta, Maras: la Guardia Civil aborta el primer intento de asentarse en España de la banda latina más peligrosa
Se han detectado conexiones entre los individuos llegados a España y sus jefes en El Salvador. Hay 35 detenidos
pablo muñoz
«Hasta ahora hablábamos de "pseudomaras", porque lo que había en España eran simples imitadores. Pero eso ha cambiado; ya se puede decir que las Maras intentan instalarse en España y que detrás de las 35 detenciones que se han hecho el lunes de la semana pasada ... en Barcelona, Gerona, Tarragona, Alicante y Madrid hay una realidad muy preocupante, porque se trata de la banda latina más peligrosa que existe». El diagnóstico es de la unidad del Servicio de Información de la Guardia Civil que se ocupa de los grupos de riesgo emergentes para la seguridad nacional, que por primera vez ha asestado un golpe a esta organización que era considerada como un peligro más potencial que real. El cambio cualitativo es que se han detectado viajes a España de emisarios de los jefes de la Mara «Salvatrucha 13» para dar órdenes concretas a sus hombres aquí instalados.
La operación de la Guardia Civil arranca en 2012, después de que se produjera el apuñalamiento de un latino en una reyerta ocurrida entre dos grupos a la puerta de un local de salsa del puerto de Alicante. El Servicio de Información de la Guardia Civil hace un seguimiento de todos los sucesos de estas características y comenzaron las averiguaciones sobre los implicados. «Hasta entonces sabíamos que individuos que habían pertenecido a las Maras se habían refugiado en España tras huir de El Salvador, pero nunca habíamos detectado que empezaban a dar los primeros pasos para crear una infraestrauctura criminal estable aquí».
A medida que avanzaban las pesquisas las sospechas iban dando forma a una realidad preocupante. En varias provincias de Cataluña, en Alicante y en Madrid se detectaron «clicas» (grupos) mareros, que si bien no tenían una estructura bien definida sí contaban con líderes claros. Es más; esos responsables mantenían comunicaciones y aunque todos parecían tener el mismo peso solo uno de ellos era quien tenía el contacto con la «clica madre» en El Salvador, que impartía instrucciones precisas. Y en otros puntos de nuestro país se comenzaban a vislumbrar los primeros indicios de que habían comenzado a instalarse.
Se pudo comprobar además que algunos de los investigados en España habían pertenecido a la «Salvatrucha 13», y que poco a poco habían logrado formar grupos mareros a su alrededor que funcionaban de forma autónoma, pero que también se relacionaban entre ellos. Entre quienes los formaban había, además de salvadoreños, ecuatorianos, bolivianos, hondureños, paquistaníes, búlgaros y marroquíes.
Las investigaciones pudieron determinar además su presunta participación en delitos como blanqueo de dinero procedente de la actividad de las maras en El Salvador, robos, lesiones, coacciones y extorsiones a miembros de otras bandas latinas, tráfico de drogas e incluso intentos de homicidio. Sobre estos últimos, los investigadores intentan determinar si se perpetraron en nombre de la Mara.
Como en el resto de bandas de estas características, las Maras tienen sus propios ritos de iniciación y símbolos. En cuanto a los primeros, el principal es que el aspirante debe pelear con varios miembros del grupo, lo que se traduce en recibir una paliza de consideración. En cuanto a los segundos, se traducen en tatuajes que en el caso del principal acusado en España consisten en un payaso en una pierna, o la Virgen de Guadalupe en el brazo. Si hubiese llevado una lágrima negra bajo el ojo hubiera indicado que había matado en nombre de la mara; no es el caso, pero tampoco se descarta que alguno se lo haya hecho borrar para no dar pistas...
Las pesquisas, que han sido coordinadas por el Juzgado de Instrucción número 1 de Ibi (Alicante) -resulta extraño que la Audiencia Nacional no se implique en investigaciones de este calado- desembocaron en la macrooperación del pasado lunes. Se hizo a las 7 de la mañana de forma simultánea, hubo 28 registros domiciliarios, participaron 300 agentes de la Guardia Civil y se intervinieron armas de fuego simuladas, armas blancas, dinero, drogas... Entre los 35 detenidos, 18 de los cuales están en prisión, hay varios menores. La actividad oficial de algunos eran las chapuzas, otros trabajaban por cuenta ajena y tienen entre 17 y 25 años.
«Hemos atacado el primer intento serio de las Maras de expandirse en España», sostienen las fuentes consultadas. Puede ser un aviso a navegantes, por supuesto, pero quienes conocen a estas redes saben que no se van a parar aquí. «Ya están en España, esperemos que la operación les haga reflexionar, pero su potencial delictivo y de corrupción política y judicial en su país es muy importante».
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