Rubalcaba espera no tener que frenar el pacto de los socialistas navarros con Bildu

Ayer, el Partido Socialista de Navarra (PSN), a través de su secretario general, Roberto Jiménez, echó un nuevo órdago a Barcina para que dimita .

El detonante del nuevo pulso son las acusaciones vertidas el martes , en sede parlamentaria, por la exgerente de Hacienda, Idoia Nieves, contra la vicepresidenta primera y consejera de Economía y Hacienda, Lourdes Goicoechea, por injerencias en la labor de este organismo; Nieves acusó a la consejera de aprovecharse de su cargo en beneficio propio. Tras dos comparecencias públicas de la consejera negando los hechos, el Parlamento de Navarra va aprobar hoy jueves, por unanimidad, la creación de una comisión de investigación.

Roberto Jiménez da por hecho que las conclusiones de esa comisión de investigación, que deberán estar listas en quince días, van a inculpar a Barcina y a ella no le quedará más remedio que convocar elecciones. Si no, el PSN presentará una moción de censura que saldía adelante con los votos de los nacionalistas de Bildu y nafarro Bai, y los de IU en Navarra. UPN y PP no suman para frenar la moción.

Según explicó Jiménez, si la moción triunfa y el Parlamento le encarga formar gobierno, será de «gestión», por dos meses, solo para convocar a los navarros a las urnas el 25 de mayo, día de elecciones europeas. El líder del PSN asegura que no ha hablado con Bildu ni con el resto de la oposición.

Pero desde la Dirección Federal del PSOE se aclara que no han autorizado ningun pacto con Bildu. «Veremos que sale de la investigación», señalaba anoche a ABC un alto responsable socialista menos rotundo que Jiménez. «Hasta entonces, tranquilidad».

Ferraz confía en que, si las irregularidades son ciertas, la situación sea tan «insostenible» que a Barcina no le quede más que convocar elecciones. Porque, la alternativa, aceptar que un Roberto Jiménez se convierta en presidente navarro con el voto proetarra, es algo que no contemplan. Fuera de Navarra no se entendería y rompería la estrategia de Alfredo Pérez Rubalcaba para ganar a Mariano Rajoy las primeras elecciones tras la debacle de 2011.