Los etarras excarcelados, exiliados en su propio pueblo
Algunos, en las charlas de taberna, comentan a los allegados lo «duros» que han sido tantos años en la cárcel
Los etarras excarcelados, exiliados en su propio pueblo
Se han encontrado un país irreconocible, hasta el punto de que muchos de ellos se sienten, de momento, desarraigados en su propio pueblo. Aquel que hace ya tiempo les iba a sacar de la cárcel, a golpe de movilización o coche bomba, de acuerdo con ... las promesas del «frente de makos», las Gestoras pro Amnistía o Askatasuna.
Algunos, según las fuentes consultadas por ABC, palían sus frustraciones en la «herriko taberna» o la sidrería. Por lo general, cuando abordan la sobremesa, se despachan con lo «duro» que ha sido la permanencia en prisión, y el recuerdo de los compañeros que aún quedan entre rejas. Pero, hasta donde se ha podido conocer, no se implican demasiado en política y menos aún hablan de lo que debe hacer o dejar de hacer ETA y la «izquierda abertzale». «Parece que por desinterés», sostienen estos medios.
En estas charlas de taberna, algunos de los expresos repiten a menudo que sin el apoyo de sus allegados no habrían podido aguantar tanto tiempo privados de libertad. Pero no se vislumbra en ellos agradecimiento a la dirección de la banda terrorista o a los dirigentes de la «izquierda abertzale». En ningún momento parecen haberse arrepentido, pero «la imagen que transmiten, por lo que conocemos, es la de alguien que ha llegado a la convicción de que no ha merecido la pena». Algunos, inadaptados a una realidad que les han ocultado, reciben tratamiento psicológico para superar la depresión o síntomas de ansiedad.
Un país muy diferente
Las mismas fuentes conocedoras de la situación aseguran que el denominador común de los excarcelados por Estrasburgo , según los comentarios hechos en su entorno, es que se han encontrado con un país que no reconocen. En los años setenta y ochenta, cuando la mayoría de ellos hacían la «lucha armada», eran habituales las manifestaciones en las que se gritaba «ETA mátalos» o «ETA herria zurekin» (el pueblo está contigo). A los pistoleros muertos se les nombraba «hijos predilectos»...
En la cárcel, Arantza Zulueta y compañía les mostraban una imagen distorsionada de la realidad, sustentada solo en las manifestaciones de apoyo. Pero por razones estratégicas -planeaba la operación contra Herrira-, Sortu prohibió que a los liberados por Estrasburgo se les hicieran «ongi etorris» (actos de bienvenida) Y salvo cuatro recibimientos descontrolados, a su llegada a casa han encontrado el vacío.
A los jóvenes implicados de una u otra forma en actividades de la «izquierda abertzale», solo les suenan los etarras más mediáticos. Con suerte, algunos han encontrado a su vieja cuadrilla. A otros, como Inés del Río, en su Tafalla natal no le aguardaba ni la familia. «Recuerda en cierto modo-aseguran los medios consultados- a aquellos españoles que en la década de los sesenta tuvieron que emigrar a Alemania y a su regreso, 30 años después, se encontraron un país totalmente cambiado».
Unos pocos están tanteando la posibilidad de hallar un trabajo y al menos dos han comentado a sus allegados que quieren escribir un «libro» sobre su experiencia en prisión.
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