EL ESCENARIO DEL MENSAJE DE NAVIDAD
Una imagen sin distracciones para destacar el discurso
Acompañaron al Rey las banderas de España y de la UE, la foto de las víctimas de ETA y su Constitución usada
Sentado tras una mesa de trabajo en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela. Sobre la mesa, un ejemplar de la Constitución, el que suele utilizar el Rey, gastado por el uso diario . Detrás, las banderas de España y de la ... Unión Europea - que adquieren más significado frente a quienes ahora quieren independizarse - y, al fondo, el jardín iluminado. En el jardín, un guiño a Canarias en forma de escultura de Martín Chirino. A su derecha, el Nacimiento del siglo XVIII; a su izquierda, una foto con los representantes de las víctimas del terrorismo tomada el pasado 31 de octubre. La corbata, de color rojo, como las flores de Pascua que decoran ese sobrio salón en el que se han escrito tantas páginas de la historia reciente de España.
En este escenario, el Rey transmitió anoche su Mensaje de Navidad. No hubo mucho juego de cámara ni detalles que distrajeran la atención . Lo importante era el mensaje, o los mensajes, que Don Juan Carlos trasladó en 1.381 palabras . Con buen aspecto y ánimo, en poco más de once minutos y medio -un 21% más largo que el del año pasado-, el Monarca abordó los principales problemas de España y transmitió lo que quería decir a una sociedad desalentada por las crisis política, institucional y anímica. Mencionó, por primera vez, la palabra «regeneración».
Exigente con la economía
La única novedad técnica, previa al mensaje, fue cuando la cámara ofreció una imágen aérea del Palacio de La Zarzuela. Después, ya todo se centró en el mensaje, dirigido especialmente a los que más están sufriendo los efectos de la crisis , pero también a los que aportan esfuerzo, creatividad y talento para superar las dificultades. Fue un mensaje de apoyo a quienes sufren y de agradecimiento a quienes ayudan. El de anoche también fue el mensaje de un Rey exigente , que no se conforma con los indicios de recuperación económica porque, para él, la crisis sólo empezará a resolverse cuando los parados puedan trabajar.
Firmeza con el separatismo
Para abordar el problema catalán, Don Juan Carlos optó por hablar en positivo de lo que «nos une» y de esa España que defiende la Corona «en la que cabemos todos», pero dejó claro con toda firmeza que «las diferencias» se resolverán respetando las reglas del juego democráticas. «Esta es una verdad incuestionable que debemos tener muy en cuenta», aseveró.
La tercera cuestión clave fue la necesidad de ejemplaridad en la vida pública y en las instituciones . Un compromiso que Don Juan Carlos asumió con toda claridad. Después de expresar su «determinación de continuar», frente a los pasados rumores de abdicación, el Rey asumió «las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad». El Monarca no aludió directamente a Iñaki Urdangarín -nunca ha personalizado sus reflexiones-, pero sí que se refirió al «comportamiento ético de cada uno de sus ciudadanos» , lo que ya incluía al marido de la Infanta Doña Cristina.
El mensaje guardaba una reflexión muy personal de un Rey de 75 años que ha dedicado su vida a España y conoce bien este país. «He visto momentos malos y buenos y siempre hemos sabido los españoles salir juntos de los malos y construir juntos los buenos». La clave, juntos.
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